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El S-80 y la Fuerza Submarina española

El S-80 y la Fuerza Submarina española

COMENTARIO

27 | 10 | 2025

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La puesta a flote del S-82, un paso más en el proceso de reconstrucción de una dotación que se ha visto diezmada a lo largo de las últimas décadas

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Ceremonia de puesta a flote del S.82 ‘Narciso Monturiol’, el 3 de octubre en las instalaciones de Navantia

El pasado 3 de octubre tuvo lugar la ceremonia de puesta a flote del submarino S-82 ‘Narciso Monturiol’, el segundo de los cuatro submarinos de la clase S-80 Plus para la Armada española. Dicha ceremonia es equivalente a la botadura de los buques de superficie, que salen del astillero en el que se han construido desde cero para terminar la última fase de su construcción y puesta a punto para la entrada en servicio. La ceremonia supone un hito importante para la Armada, pero que no deja de ser sino un paso más en el proceso de reconstrucción de la fuerza submarina española, diezmada a lo largo de las últimas décadas.

El ‘Narciso Monturiol’ y la clase S-80

Como apuntaba el comunicado emitido por el Ministerio de Defensa el mismo día, el segundo submarino de la serie S-80 lleva el nombre del ilustre Narciso Monturiol, ingeniero, intelectual, político, pintor e inventor español, nacido en Figueres (Girona) en 1819. Inventor del ictíneo, Monturiol fue uno de los pioneros del arma submarina en España y el mundo. Entre el legado que dejara se encuentra también la obra ‘Ensayo del Arte de Navegar por debajo del agua’, una de las primeras de esta naturaleza publicadas en el mundo, que fue además editada póstumamente en 1891 a los pocos años de su fallecimiento.

Es costumbre en la Armada que cada plataforma (ya sean buques de superficie o submarinos) sea apadrinado por una figura institucional o vinculada con la Armada. En el caso del Narciso Monturiol, el honor recayó en Isabel López, esposa del almirante jefe del Estado Mayor de la Defensa, Teodoro López Calderón.

A partir de su puesta a flote, el submarino comienza ahora su periodo de pruebas de puerto. Antes de su entrega a la Armada, prevista para 2026, se realizarán pruebas de mar, que incluyen navegación en superficie e inmersión hasta alcanzar la cota máxima de profundidad. Una vez entre en servicio el próximo año, quedarán dos unidades más de la clase por construir y poner a punto.

Al Narciso Monturiol le seguirán en los próximos años el S-83 ‘Cosme García’ y el S-84 ’Mateo García de los Reyes’ (cuya puesta a flote está prevista para 2028 y 2029, respectivamente). La clase lleva los nombres de cuatro figuras ilustres, pioneros en el desarrollo del arma submarina en España, encabezada por el cartagenero Isaac Peral, inventor del primer submarino torpedero de propulsión eléctrica.

España y la necesidad de la Fuerza Submarina

España es un país de condición marítima en virtud de su configuración geográfica. Es como la proa de Europa, a caballo entre el Mediterráneo y el Atlántico y guardián del Estrecho de Gibraltar, y tiene además dos archipiélagos y dos ciudades autónomas en el norte de África. Todo ello hace imperativa la necesidad de una fuerza marítima que garantice la soberanía y la seguridad en sus aguas, consiguiendo así mantener la cohesión de todos los territorios nacionales.

En ese contexto, el submarino constituye una herramienta indispensable de disuasión, además de un excelente vigilante silencioso de las aguas propias. Esto último es indispensable si tenemos presente que España cuenta con más de 8.000 kilómetros de litoral, por el que transita un gran volumen de tráfico mercante en la superficie y un volumen aún mayor de tráfico digital a través de los cables que pueblan el fondo submarino.

En la actualidad la Armada cuenta con una fuerza de dos submarinos en servicio, el S-71 y el S-81 (el primero de ellos hace ya tiempo que debiera haber sido retirado del servicio). Una cifra a todas luces insuficiente teniendo en cuenta lo mencionado en el párrafo anterior y también que, como apunta el CF Augusto Conte, España necesita le capacidad efectiva de controlar sus aguas a lo largo de su ZEE, para lo que serían necesaria una flota de 8 unidades (así disponer todo momento de dos o tres unidades desplegadas).

El S-81 ‘Isaac Peral’ y el S-82 ‘Narciso Monturiol’ son las dos primeras unidades de un total de cuatro (aunque existe la posibilidad de que la clase se extienda con dos unidades adicionales) destinadas originalmente a sustituir a la clase S-60 Delfín, el último de los cuales fue retirado del servicio en 2006. No obstante, los retrasos que sufrió el programa S-80 en su fase de desarrollo durante las primeras dos décadas de este siglo impidieron que ello fuera posible.

Tal y como ha detallado Christian Villanueva en su obra ‘S-80: Dos Décadas luchando por Mantenerse a Flote’, la falta de experiencia de Navantia con el programa (primero llevado a cabo en solitario sin contar con la ayuda de otras constructoras extranjeras) y varios errores en el diseño inicial de la plataforma ocasionaron retrasos que se han extendido durante casi dos décadas. Así, España ha pasado de contar con una flota de ocho unidades (los S-60 y los S-70) en la década de los noventa a tan sólo dos en la actualidad.

Por tanto, la entrada en servicio del S-82 ‘Narciso Monturiol’ el próximo año será un importante del proceso de recuperación de las capacidades submarinas de la Armada. Pero sigue siendo un paso, uno más de los muchos que faltan en el largo proceso hasta que ello se haga realidad. Resta por tanto seguir trabajando y avanzando.

Gonzalo Vázquez Orbaiceta es investigador de GASS

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