El pasado miércoles 9, en el Museo Universidad de Navarra, se celebró la tercera sesión del ciclo de conferencias que la Fundación Amigos del Museo del Prado organiza con la Facultad de Filosofía y Letras. Joan Molina, jefe del Departamento de Pintura Gótica Española de la pinacoteca nacional, realizó un recorrido por la obra de los artistas españoles que se formaron en la escuela italiana de Leonardo, Miguel Ángel y Rafael en las dos primeras décadas del siglo XVI.

Como destacó el ponente, Italia era en esos momentos “el viaje soñado por todos, ya que era la scuola del mondo”, el lugar donde estaban los artistas más importantes. A sus talleres llegó una generación de jóvenes artistas entre los que destacan varios españoles. Los primeros que fueron a aprender a Italia fueron los Hernandos, Fernando Llanos y Fernando Yáñez, “representantes del Renacimiento de finales del XV y principios del XVI, del renacer del idealismo, y de las composiciones basadas en la perspectiva y el cromatismo pautado”. 

Durante la época en que Miguel Ángel estaba pintando los frescos de la Capilla Sixtina, llegaron una serie de artistas que serían “no solo testigos, sino protagonistas de la revolución manierista, algo totalmente nuevo en el arte de esos momentos”. Por un lado, como señaló Molina, estaban los pintores Alonso Berruguete y Pedro Machuca. El primero, directamente recomendado por Miguel Ángel, “destaca por su voluntad de transgredir la norma clásica de la perspectiva. Son las figuras las que crean el espacio; ya no existe la composición de un espacio ideal”. Por su parte, Pedro Machuca fue un autor que, en palabras del experto, “no copia, sino que reinterpreta a sus referentes”. Sus obras destacan por crear “una coreografía de la inarmonía, con unos contrastes de luz muy grandes”.

Por último, Molina quiso destacar a los representantes españoles en la escultura, como Diego de Siloé y Bartolomé Ordóñez. Precisó que, “mientras Siloé llama la atención por la elegancia de sus composiciones, Ordóñez es capaz de crear unas composiciones circulares que recuerdan a Leonardo o a Lippi”.

La última sesión de este ciclo, “Sandro Boticelli, entre lo profano y lo sacro”, tendrá lugar el miércoles 16 de febrero, a las 19:00, en el Teatro del Museo Universidad de Navarra. Será impartida por David García Cueto, Jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 del Museo del Prado.

Joan Molina es doctor en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Barcelona y profesor titular de Arte Medieval en la Universidad de Gerona desde 1997. Es profesor invitado en las universidades de Viterbo y Nápoles, en el Kunsthistorisches Institut in Florenz y el EHESS de París. En 2020 se incorpora al Museo del Prado como jefe del Departamento de Pintura Gótica Española. Se dedica fundamentalmente a estudiar los significados y funciones de la arquitectura y las artes visuales en la España de época tardogótica, con especial atención a las relaciones en la corte napolitana de Alfonso el Magnánimo. Entre sus numerosas publicaciones cabe destacar los libros Arte, devoción y poder en la pintura tardogótica catalana (1999) y La memoria de Carlomagno. Culto, liturgia e imágenes en la catedral de Gerona (2018). Asimismo, es comisario de las exposiciones Bernat Martorell y el otoño del gótico catalán y El obispo Margarit y su época.

Crónica de la primera sesión: En el principio era Giotto. Una introducción al arte del Renacimiento. 26 de enero.

Crónica de la segunda sesión: Rogier van der Weyden, pictore nobilissimo. 2 de febrero.

Crónica de la cuarta sesión: Sandro Botticelli, entre lo profano y lo sacro. 16 de febrero.