2019_12_09_ICS_lopez_aparicioi

Las expresiones de gratitud de pacientes y familiares a profesionales son parte de la realidad de cuidados paliativos, generan sentimientos positivos y suponen un apoyo en momentos de dificultad profesional. Estas son algunas de las conclusiones del estudio que ha realizado el Programa ATLANTES del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, publicado en la revista de primer cuartil BMJ Suportive & Palliative Care.

Con esta investigación se ha constatado que el 100% de los profesionales de cuidados paliativos participantes en el estudio han recibido agradecimiento por su trabajo alguna vez. Para ello, enviaron un cuestionario online a los representantes de cada servicio de paliativos registrado en España. Obtuvieron 186 respuestas (68%) donde el 80% de los encuestados afirmaron recibir expresiones de gratitud con mucha frecuencia. De hecho, ningún profesional respondió que no las recibió ‘casi nunca’.

El estudio buscaba “comprender más profundamente cuál es el significado para esos profesionales de recibir gratitud”, ha indicado María Aparicio, autora principal y colaboradora de ATLANTES. A través de la encuesta, comprobaron que el 94% afirmaba que las expresiones de gratitud aumentaban su satisfacción, el 91% se sentían más motivados, el 75% más orgulloso de su trabajo y un 68% dijo sentir una mayor realización profesional gracias a ellas.

La gratitud como traje ignífugo ante la adversidad

De acuerdo con el estudio, la gratitud va más allá y también supone un apoyo en momentos de dificultad profesional para un 90% de los encuestados. El 84% afirmó que mejora el estado mental, el 78% la considera un estímulo para seguir trabajando y según un 72% previene el ‘burn-out’. Uno de los participantes llegó a considerar a la gratitud como un traje ignífugo ante situaciones difíciles.

La experta ha explicado la importancia de las expresiones de gratitud con una experiencia personal. En agosto de 2018 comenzó a trabajar en el centro de cuidados St. Christopher's (Reino Unido) con el doble reto de estar en un puesto de responsabilidad y trabajar en inglés. El primer día que tuvo que trabajar sola llevó al paciente su medicación, le prestó los cuidados necesarios, apoyó a la familia y le habló de cómo podrían ser los últimos días y de la importancia de estar tranquilo y sin dolor. “Son cosas que sabemos que se tienen que decir y que nosotros las repetimos en el día a día pero cada familia es la primera vez que las oye”, ha destacado.

En Navidad, esa familia le regaló una postal diciendo lo importante que había sido para ellos y que nunca olvidaría las palabras de aquella visita. “En un momento en el que te planteas si lo estás diciendo bien en inglés, si lo que dices es lo adecuado y lo refuerzan con agradecimiento, tuvo un impacto en mí que me ayuda a seguir adelante”, ha admitido. A día de hoy, Aparicio tiene la postal en su mesa para recordarle el camino a seguir.

“Hay cosas que el sueldo no te paga y que un paciente o familia te agradezca con tu nombre, es un plus que no te dan a final de mes”, ha asegurado.

Cartas, postales, palabras de agradecimiento e, incluso, comida, son las muestras de agradecimiento más comunes que reciben los profesionales de cuidados paliativos españoles. Sin embargo, la investigadora ha alertado que la gratitud debe recibirse de forma genuina. Si se espera gratitud, pierde su efecto positivo y, además, si se espera sin recibirla genera frustración.

Esta publicación se enmarca  en la línea de investigación de ‘Valores intangibles’ del Programa ATLANTES. En ella, se busca identificar y evaluar aquellos valores que no son visibles pero que forman parte de los paliativos. Según ha concluido Aparicio, “en un ambiente que la sociedad considera duro y se asocia con muerte y sufrimiento, también hay algo positivo, la gratitud, y hay que demostrarlo y publicarlo”.