Siete miradas para un nuevo comienzo
El curso arranca. Y con él, las historias. La de quien pisa el campus por primera vez como estudiante o alumno de intercambio; la de quien encara su último año, ya sea como profesor, empleado o estudiante; la de quien inicia su carrera académica; o la de quien la prolonga con una estancia de investigación. Siete perfiles que reflejan la diversidad y la riqueza de un campus con más de 14.000 alumnos y 7.000 profesionales.
LUCÍA CORNELIO, ESTUDIANTE DE 1º
Poner en valor los valores
Lucía Cornelio es una de los más de 2.500 alumnos que abren la puerta de la Universidad por primera vez. Aterriza en Pamplona desde Estados Unidos para estudiar en la Facultad de Educación y Psicología. "Me apasiona ayudar a otros y entender mejor el comportamiento humano, las diferentes funciones del cerebro y porqué actuamos de ciertas manera", dice. Calidad académica y valores fueron el cóctel para apostar por la Universidad de Navarra. Esto, sumado a "la experiencia positiva" de su hermana Ariana, que este año empieza el segundo curso de Nutrición y Dietética y que le acompaña en esta etapa. En la Universidad espera, más allá de conocimientos, crecer en lo personal: "Espero salir como una persona más responsable, trabajadora y disciplinada".
Lucía participó en la Jornada de Bienvenida, un evento dirigido a los nuevos estudiantes de grado y sus familias.
ANDREA MICCICHÈ, INVESTIGADOR
Investigar en entornos de amistad y compromiso
Trabajo y disciplina es lo que atesora Andrea Miccichè. Llega desde la Universidad de Catania, en Italia, a la Facultad de Derecho, donde va a realizar su estancia de investigación centrada en el impacto de los derechos religiosos en los ordenamientos seculares occidentales.
El idilio de Andrea con la Universidad comenzó en 2021, coincidiendo con su doctorado. Su director de tesis, Orazio Condorelli, le aconsejó venir a Pamplona para perfeccionar el estudio del Derecho Canónico guiado por los sucesores de los "maestros navarros" Pedro Lombardía y Javier Hervada. Luego regresó como profesor visitante invitado por la profesora María Blanco. "Pamplona es mi segunda casa. Siempre he encontrado un clima de amistad, de acogida y de compromiso para que cada uno pueda dar el máximo", apunta. En el radar de sus primeras rutas pendientes, aquellos lugares que quedaron grabados en su memoria, como la Ciudadela y el Casco Viejo. Y ampliar el conocimiento de Navarra, "un rincón de paraíso por su naturaleza". En lo académico, de la Universidad, Andrea destaca "su internacionalización, sus oportunidades de apoyo a la movilidad y su capacidad de ofrecer un ambiente de intercambio de conocimientos, valores y principios entre profesorado y alumnos".
Andrea va a realizar una estancia de investigación en la Facultad de Derecho.
JOSÉ ALVIAR, CAPELLÁN y PROFESOR
Sabor familiar con acento internacional
Ese ambiente, don José Alviar lo lleva comprobando y cultivando desde hace casi cuarenta años. En 1985 llegó a la Universidad para cursar estudios de posgrado en Teología y dos años después comenzó a colaborar con la Facultad de Teología como profesor ayudante. En su primer día, un detalle que le marcó: don Lucas Francisco Mateo Seco, tras impartir su clase, les invitó a tomar un café. "Fue el primer sabor del ambiente familiar de la Universidad", señala. También en 1987 comenzó a celebrar la Misa dominical en inglés. Era en el oratorio pequeño de la Clínica. Hoy, se celebra en el oratorio del edificio de Ciencias. La presencia creciente de personas de culturas y mentalidades muy diversas es muy enriquecedora para todos, apunta don José, que señala la internacionalidad como una de las señas de identidad de la Universidad: "Al principio, impartía todas las clases en castellano; hoy, tres de mis cinco asignaturas son en inglés".
Don José redactó el primer borrador de su tesis a mano, el segundo, con máquina de escribir. "Me parece importante, en medio de los cambios rápidos que estamos viviendo, saber mantener los valores permanentes y abrazar las circunstancias cambiantes", indica. Y apunta dos consejos para los universitarios: buscar el saber profundo y la sabiduría por encima de la mera información y guardar espacio y tiempo para la lentitud, el silencio y el recogimiento.
D. José se jubila este curso, después de casi 40 años como capellán en la Universidad.
En su último año en la Universidad, se lleva "el espíritu que san Josemaría quiso infundir al fundar esta Universidad, el espíritu de realizar cada tarea lo mejor posible, como servicio a Dios, a las personas y a la sociedad". Y también la amistad de muchos. "Me siento definido no solo por mi historia individual sino también por mis lazos con esas personas", concluye.
MARÍA TERESA LÓPEZ, PROFESORA
Entusiasmo y energía, y la vista puesta en lo humano
María Teresa López vino de Oxford en 1985. Se enfrenta este curso al que será su último como profesora de inglés en el Instituto de Idiomas. "He decidido vivirlo como si fuera el primero. Llegué con 24 años, con mucha ilusión y energía; hoy quizá tengo menos fuerzas, pero me gustaría irme con el mismo entusiasmo", afirma. María Teresa conoció a José Dawid, director del Instituto por aquel entonces, en un congreso en Londres. Y allí le hizo la entrevista que la traería hasta Pamplona sin haber pisado la Universidad. Diane Milner, esposa de Dawid y una de las impulsoras del Instituto, fue su mentora. "Era como mi madre de aquí. Me enseñó no solo el trabajo profesional, sino el trato con los estudiantes y con los compañeros", recuerda María Teresa. El primer grupo al que impartió clase era de 18 estudiantes de Arquitectura, Ciencias, Filosofía, Medicina. En la sede que el Instituto tenía en el edificio de Ciencias, cerca del Salón de Actos. Con la irrupción tecnológica y las pantallas, incide en la importancia de la comunicación como nexo con las personas. "Nuestro reto como profesores es encajar estos avances en una vida donde no se pierda lo humano", apunta.
María Teresa llegó al Instituto de Idiomas con 24 años, con mucha ilusión y energía; los mismos con los que afronta este último curso.
NACHO LAGUÍA, PROFESOR
Docencia como diálogo para para encontrar respuestas
Si don José y María Teresa se jubilan, Nacho Laguía afronta su primer curso como docente. Hoy día 1 de septiembre defiende su tesis sobre la "Evolución histórico narrativa del modelo del cuento de hadas de Disney 1923-2023)", dirigida por Pablo Castrillo y Ruth Gutiérrez. Y también hoy imparte su primera clase. "He planteado la docencia como un diálogo para hacer partícipes a los estudiantes de mis inquietudes y, quién sabe, tal vez para que me ayuden a encontrar respuestas", señala. En el primer semestre dicta Crítica Cinematográfica e History of Animation; en el segundo, Teoría de la Comunicación, Animación 3D y tutorizará los Trabajos de Fin de Grado. El verano lo ha pasado en Roma con una estancia de investigación, "con tiempo para buscar ejemplos cercanos que ayuden a generar esa conversación enriquecedora con el alumno". En un entorno audiovisual en constante cambio, afirma que el mayor desafío es "estar al día en las últimas tendencias, prácticas y modos de hacer para que los estudiantes salgan al mercado bien preparados y siendo competentes en un área que despierta cada vez más interés". Y desde su parcela se marca tres metas: ayudar a los estudiantes a descubrir vocaciones a la investigación, ver con el paso del tiempo a antiguos alumnos -"buenos estudiantes y buenas personas"-, que colman sus aspiraciones profesionales, y escribir algún libro.
Nacho acaba de defender la tesis y comienza este curso a dar clase en la Facultad de Comunicación.
ALBERTO RAVAIOLI, ESTUDIANTE DE INTERCAMBIO
Desde Torino para seguir sumando experiencias
Alberto Ravaioli eligió sumar en la Universidad de Navarra un capítulo más a su etapa académica. "He escuchado buenas experiencias de alumnos que ya han estado aquí", señala.
Llega como estudiante de intercambio de tercer curso a la Facultad de Económicas junto con Asia y Lorenzo, que también viajan desde la Universidad de Torino, en Italia. "Me ha llamado la atención cómo están organizadas las clases, en grupos pequeños, y con unos sistemas de evaluación distintos a los que se siguen en Italia", apunta. La posibilidad de conectar con estudiantes de otras nacionalidades y conocer el sistema educativo español fueron otros aspectos que le trajeron hasta Pamplona. Un camino en el que -dice- se ha sentido guiado en todo momento: "Desde la Universidad me han ayudado en el proceso y me han mantenido informado de todos los pasos". A más de 1.165 kilómetros de distancia espera seguir aprendiendo sobre su área de interés: la microeconomía y el comportamiento humano.
La Facultad de Económicas tiene acuerdos de intercambio con más de 140 universidades de 40 países. Una de ellas, la Universidad de Torino (Italia), en la que estudia Alberto.
JAVIER ANDRÉS, ESTUDIANTE DE ÚLTIMO CURSO
Bioquímica gracias a la generosidad de muchos
Javier Andrés Vázquez es becario alumni. Gracias a la generosidad de muchos pudo iniciar la carrera en Pamplona. "Ha sido una gran suerte y estoy muy agradecido. Creo que la mejor forma de devolverlo es cumpliendo con mis obligaciones como estudiante y, al mismo tiempo, viviendo una vida extraacadémica plena", señala. Porque Javier es embajador de Tantaka, el banco de tiempo solidario de la Universidad, es alumno colaborador de la Facultad de Ciencias, pone su granito de arena en representación estudiantil, y tiene tiempo para disfrutar del squash. Este año exprimirá su última etapa en la Universidad, a la que llegó con su hermano hermano mellizo Juan, que termina Biología. Javier cursa cuarto de Bioquímica y, después de estos años, este sevillano ve el campus como su casa. "Lo que más voy a echar de menos es su alegría y su gente. El ambiente que se respira es increíble", afirma. Un clima al que contribuyen "tanto estudiantes como profesores, siempre dispuestos a enseñar con paciencia, y también el personal no docente —secretaría, admisión, limpieza, financiación, etc.—, que en todo momento nos han acompañado". Su otro hogar ha sido el Colegio Mayor: "Compartir cada año con más de cien personas me ha enseñado a convivir, a preocuparme por quienes tengo alrededor, a cultivar el interés por la cultura y la solidaridad, y también a ser mejor estudiante. No entendería mi vida universitaria sin esta experiencia". Ahora enfoca su carrera hacia la investigación. Es alumno del Research Training Program, y en el Centro de Investigación Médica Aplicada (Cima) prepara su Trabajo Fin de Grado. "Mi idea es cursar el máster que ofrece la Facultad en investigación biomédica y luego realizar el doctorado en el propio Cima", concluye.
Javier Andrés estudia Bioquímica gracias a una beca Alumni.