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La Portada de Santa María de Sangüesa

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Las arquivoltas

Las figuras de las arquivoltas no responden a un programa coherente y unitario, a todo más cabe adscribirlas a distintos grupos temáticos más o menos relacionados entre sí, y su disposición no se ajusta a ningún esquema lógico sino que resulta totalmente arbitraria. Además, en algunos casos hay dificultades a la hora de darles una identidad, por su carácter ambiguo o por la mediana calidad de la talla o la deficiente conservación, lo que ha dado pie a interpretaciones variadas e incluso contradictorias.

Un primer grupo parece representar a la Humanidad, sobre la que recae el Juicio labrado en el tímpano, a través de las tres clases sociales básicas de la Edad Media, diferenciables por sus atributos: el clero –un obispo con báculo y mitra, dos abades con bastón en tau–, los militares –portando diversas armas– y los trabajadores –con sus útiles de trabajo–, entre los que encontramos un herrero, un halconero, y varios zapateros y matarifes.

Sin embargo, la mayoría hace referencia a los duales y opuestos resultados del Juicio. Por un lado tendríamos a los salvados, entre los que pueden distinguirse santos en actitud orante, profetas llevando una filacteria o un libro o señalando al Cristo del tímpano, y ancianos del Apocalipsis mostrando redomas. Por otro lado estarían los pecadores y condenados, representados por los pecados más frecuentemente plasmados en el arte románico: la avaricia y la lujuria. La avaricia aparece una sola vez, figurada por un personaje que lleva una bolsa de monedas colgada del cuello, atributo típico de este pecado. De la lujuria en cambio encontramos varios ejemplos que en ocasiones muestran la iconografía característica de este vicio –una mujer desnuda mordida por serpientes o sapos en puntos muy significativos de su anatomía–, pero en otras siguen fórmulas más insólitas y por ello más interesantes –un masturbador y un exhibicionista–. Con ellos habría que conectar otro grupo de esculturas, integrado por músicos, bailarinas y acróbatas, habida cuenta del negativo concepto que la Iglesia tenía de sus actividades.

Otras figuras son susceptibles asimismo de vincularse con el Juicio Final. Así, san Pedro con la llave, atributo alusivo a su función de custodio de las puertas del cielo, otorgada por Cristo (Mt. 16,19), o el ángel llevando un alma en el regazo, que representaría el Seno angélico, equivalente al Seno de Abraham y símbolo como este del paraíso.

Cabe citar igualmente una serie de hombres y mujeres que no hemos podido clasificar ni encuadrar en ninguna de las series anteriores, aunque algunos parece que podrían asociarse con los grupos de los bienaventurados y condenados. Por último, estarían los animales, la mayoría reales –carnero, perro, toro–, pero también alguno fantástico –grifo–.

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Las arquivoltas

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