Una exposición de los estudiantes de 1º de Historia y Arqueología explora las técnicas de investigación arqueológicas estudiadas en el aula

Este curso, el campus de la Universidad se ha convertido en un yacimiento arqueológico improvisado. A través de experiencias simuladas, los estudiantes de la asignatura “Técnicas de Investigación en Arqueología”, que se imparte en 1º del Diploma en Arqueología, han realizado labores de prospección, excavación y procesado de materiales arqueológicos. El objetivo: mejorar la asimilación de los contenidos teóricos mediante la práctica experiencial fuera del aula.

La actividad, que forma parte del proyecto de innovación docente “La clase fuera del aula. La enseñanza de las técnicas arqueológicas a través de experiencias simuladas”, se ha materializado en una exposición que puede visitarse hasta el próximo 10 de mayo en el Seminario del Departamento de Historia (edificio Ismael Sánchez Bella). La muestra consta de una serie de carteles explicativos de las técnicas que se emplean en un proyecto arqueológico y se complementa con fotografías de las prácticas que los alumnos han realizado en clase.

Como explica Leticia Tobalina, titular de la asignatura, en disciplinas como la Arqueología, la conexión con la práctica resulta fundamental para la formación integral de futuros profesionales: “Es primordial que los estudiantes adquieran una serie de competencias prácticas, digitales y profesionalizantes durante la carrera y este tipo de proyectos les permite acercarse a la disciplina de manera más real”.

Florencia Spano es una de las estudiantes que ha cursado la asignatura. Señala que lo más valioso que ha aprendido es “la importancia de la prospección dentro del proceso arqueológico, porque permite localizar, delimitar y caracterizar un yacimiento, sin tener, necesariamente, que excavarlo con técnicas invasivas”. Asimismo, explica que este proyecto también le ha enseñado a tener en cuenta la labor social de los historiadores y arqueólogos: “Tenemos la responsabilidad de acercar a la sociedad el trabajo que hacemos y las investigaciones que realizamos, y de proteger el patrimonio cultural. Al fin y al cabo, tratamos con cuestiones relacionadas con nuestro pasado, que son importantes para las generaciones del presente y futuro”.

Por su parte, José María Beorlegui, otro de los alumnos, destaca como uno de sus mayores aprendizajes “la organización de los procesos a seguir para desarrollar cualquier proyecto arqueológico de forma ordenada y efectiva, acompañado, además, de materiales y registros que hemos estudiado durante las actividades prácticas”. Como futuro historiador y arqueólogo, opina que este tipo de proyectos son “indispensables” en su formación: “Con este trabajo hemos adquirido desde los conceptos más básicos, hasta las operaciones más complejas de la Arqueología”.

Preguntada por la valoración que hace del trabajo de los alumnos, la profesora Tobalina destaca “la motivación que han tenido en las prácticas simuladas propuestas para cada tema de la asignatura y la coordinación con la que han trabajado en el montaje final de la exposición. Ha sido una experiencia muy bonita que no hubiese sido posible sin su entusiasmo”.