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Un coloquio internacional busca soluciones al gobierno de una sociedad compleja y plural

Ocho ponentes de universidades de Alemania, EE. UU., España, Irlanda y Reino Unido reflexionan sobre los modelos centralizados y descentralizados de gobierno en esta actividad del proyecto RESPUBLICA del Instituto Cultura y Sociedad


FotoManuel Castells
/Ponentes de universidades de Alemania, EE. UU., España, Irlanda y Reino Unido se han dado cita en el ICS.

15 | 06 | 2022

La complejidad y pluralidad de las sociedades actuales requiere encontrar fórmulas de gobierno que garanticen que la sociedad se funde en principios lo suficientemente exigentes para promover un orden civil estable y, a la vez, sean tan flexibles como para adaptarse a la diversidad de su ciudadanía. 

Con este objetivo, ocho ponentes de universidades de Alemania, EE. UU., España, Irlanda y Reino Unido se han dado cita en el Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad, en el marco del coloquio internacional Governance and Order in a Complex Society. La actividad ha sido organizada por el investigador Ramón y Cajal David Thunder, como parte de su proyecto RESPUBLICA del grupo ‘Religión y sociedad civil’, y ha contado con el apoyo de Fundación Ciudadanía y Valores y Proeduca Summa S.L.

Para Thunder, la reflexión sobre los problemas de gobierno en condiciones de alta complejidad tiene que ver con otras cuestiones de gran relevancia como “de qué forma podemos favorecer una vida humana buena y significativa, en qué medida la diversidad social e institucional hace progresar el bienestar humano o qué tipo de cultura ética se necesita para abordar de manera cívica los problemas que se derivan del pluralismo”.

De acuerdo con el experto, la tendencia en las cuatro últimas centurias ha sido apostar por el monocentrismo: un orden político que da primacía a autoridades centralizadas como la del gobierno nacional en campos como la regulación industrial o económica, así como las finanzas públicas destinadas a la educación, seguridad, sanidad, legislación…

“Estos impulsos centralizadores han alcanzado su apogeo a partir de la segunda mitad del siglo XX, con el crecimiento del moderno Estado de bienestar y el desarrollo de instituciones burocráticas nacionales”, ha señalado.

Frente a esta idea de orden de gobierno, que apuesta por un gobierno central para supervisar toda la vida social política y económica, David Thunder ha apuntado otra propuesta, el policentrismo, que se ha planteado desde distintas disciplinas desde principios del siglo XX, incluyendo la filosofía política, el derecho, y la economía institucional. “Asume que las funciones del gobierno social pueden y deben dispersarse a través de una amplia gama de instituciones cooperantes y competidoras”, ha aclarado. Para él, “la sociedad más libre es aquella cuyos ciudadanos tienen más capacidad de autogobierno porque cuando carecen de esta capacidad, abren la puerta a la demagogía y al despotismo”.

Desarrollo de una sociedad próspera

Durante el coloquio, David Thunder ha reflexionado en su intervención sobre en qué medida la complejidad social ayuda a la sociedad a desarrollarse de manera próspera. Ha destacado que, especialmente en el último tercio del siglo XX, numerosos filósofos, juristas, historiadores y economistas políticos han criticado la ambición que tenían los ilustrados de centralizar la administración del Estado. “Sus propuestas se deben fundamentalmente a una revalorización de la complejidad y la diferencia”, ha indicado. 

En su presentación ha defendido que “el objetivo del buen gobierno y la sana coordinación social no consiste en monopolizar funciones, sino en cooperar con otros actores relevantes para incrementar las oportunidades para el desarrollo humano”.

Por su parte, Mark Hoipkemier, profesor de Política, Filosofía y Económicas de la Universidad de Navarra, ha explicado que uno de los elementos básicos de la doctrina aristotélica es que la comunidad política es arquitectónica: “Incluye y supervisa todos los aspectos del desarrollo humano general, que es, en cierto sentido, el objetivo propio de la política”. No obstante, ha lamentado que, con frecuencia, el bien común como objetivo político “se lee de manera monista y global”. Dicha postura, a su juicio, parece que legitima la intromisión en todas las dimensiones de la vida privada y no consigue dar respuesta a cómo un objetivo tan complejo podría ser compartido por todos.

En su presentación, Hoipkemier ha considerado los bienes comunes como los objetivos justos de cualquier forma de acción común. “ El objetivo común compartido por los ciudadanos es el orden público entre diversos bienes humanos y proyectos. Se refiere a todos los dominios de la vida, por lo que la política siempre encarna una visión general del bien humano”, ha destacado. Así, los bienes compartidos en cada comunidad -familias, escuelas, equipos, negocios…- “no están sujetos al escrutinio político en cada detalle, sino solo en la medida en que se cuestione su papel en este orden más amplio”.

‘El ethos en la democracia policéntrica’ ha sido el título de la ponencia de Julian Müller, profesor de Filosofía Política en la Universidad de Hamburgo (Alemania). En ella, ha explicado en qué medida las estructuras policéntricas de gobierno han contribuido enormemente al desarrollo humano, introduciendo una gran diversidad de culturas, arquitecturas, lenguajes, gastronomías, modos de vida… 

Para el experto, existe una gran incomprensión de las estructuras policéntricas de gobierno, ya que, entre otras deficiencias, se les achaca ineficiencia y redundancias internas. Entre las amenazas que afrontan la mayor es, a juicio de Müller, la concepción de que hay una única moralidad, lo que atenta contra la diversidad del gobierno y de las formas de vida. Frente a esto, en su trabajo ha propuesto volver a los debates de la Ilustración sobre la tolerancia religiosa, en particular a la famosa Fábula de los anillos del filósofo G. E. Lessing, para desarrollar una concepción de la moralidad coherente con las arquitecturas políticas policéntricas y los diferentes modos de vida.

Pluralismo moral y diversidad cultural

Pilar Zambrano, profesora de Derecho en la Universidad de Navarra, se ha centrado en el policentrismo y la inteligibilidad de la ley. Según ha explicado, todas las teorías policéntricas comparten la preocupación por los problemas que el pluralismo moral y la diversidad cultural de las sociedades occidentales plantean al funcionamiento de las instituciones del Estado moderno.

En su ponencia, Zambrano ha ofrecido una descripción realista de las prácticas jurídicas occidentales actuales, a la luz de algunos aportes de la filosofía jurídica actual sobre el pluralismo jurídico. En segundo lugar, ha evaluado la capacidad de un ordenamiento jurídico policéntrico para superar los desafíos que tanto el pluralismo jurídico como el moral plantean a la inteligibilidad del Derecho. Asimismo, ha descrito el hecho del pluralismo jurídico y su impacto en las prácticas jurídicas actuales. Como conclusión, ha apostado por “una forma policéntrica de crear y adjudicar la ley”.

Maria Cahill, profesora de Derecho en la Universidad College Cork (Irlanda), se ha referido en su intervención a la subsidiariedad, el principio que establece que el Estado solo debe intervenir en aquello que la sociedad civil no puede lograr por sí misma. Ha apuntado que este término implica una distribución vertical de poderes: no se dispone de un modelo general de distribución, porque no existen competencias que pertenezcan de manera absoluta a un nivel u otro. 

Además, ha señalado que permite elegir qué valor debe guiar la decisión sobre dónde debe estar el poder, sobre todo la democracia y la eficiencia. “Según los términos de este primer enfoque, la subsidiariedad está en todas partes, pero su invocación es en gran medida ineficaz”, ha dicho.

No obstante, el enfoque de otros académicos implica cierta prioridad de valor, según ha apostillado: ciertas competencias sí pertenecen, en principio, a un nivel y no al otro. “Además, no todas las distribuciones de poder a lo largo del eje vertical son ejemplos de la implementación de la subsidiariedad porque su concepción de autoridad es ligeramente diferente a la de otros conceptos como el federalismo, la democracia, la soberanía, etc.”.

Estabilidad política de un régimen justo

Juan Pablo Domínguez, investigador del grupo ‘Religión y sociedad civil’, ha hablado sobre ‘Supremacía del Estado, concordia doctrinal y tolerancia religiosa en la Ilustración’. En su intervención ha comentado que los académicos a menudo equiparan la idea moderna de tolerancia con el pluralismo, los derechos individuales y la separación de la Iglesia y el Estado y atribuyen esa idea de tolerancia a pensadores de la Ilustración como John Locke, Pierre Bayle e Immanuel Kant. 

Domínguez ha tratado de mostrar que la mayoría de los autores de la Ilustración “no pretendían fomentar el pluralismo, sino cercenar la autoridad religiosa, reforzar el poder civil y restaurar la unidad social que supuestamente habían roto las disputas confesionales”. Así, “concedieron al Estado un amplio poder sobre las iglesias, insistieron en que el derecho de conciencia del individuo debería estar limitado por el interés público y concibieron la tolerancia como un medio para lograr la conformidad social, moral y política”, ha concretado. 

Pablo Paniagua, investigador del departamento de Economía Política de King’s College London, se ha centrado en la democracia policéntrica como estabilidad política. En su ponencia se ha referido a una de las preguntas perennes de la teoría política: ¿cómo estabilizar un régimen justo? “El Estado contemporáneo puede ser un vehículo para el bien si está gobernado por un régimen justo, pero también muy peligroso si se abusa de su poder”, ha advertido.

De acuerdo con el experto, algunos intelectuales han propuesto como solución la virtud ciudadana, que consiste en socializar a los ciudadanos para que afirmen firmemente los valores democráticos liberales. No obstante, ha alertado de que su eficacia se ha vuelto cuestionable en los últimos años, con las amenazas que suponen para la democracia las políticas polarizadoras, los populismos y las innovaciones en la tecnología de la comunicación. “Existe una creciente preocupación de que las democracias liberales están perdiendo legitimidad, volviéndose cada vez más antidemocráticas y víctimas de populismos tanto de izquierda como de derecha”, ha indicado.

Frente a esto, Pablo Paniagua ha propuesto una solución distinta para garantizar la estabilidad política: defender la democracia policéntrica distribuida, caracterizada por centros de gobierno plurales y superpuestos. “Un régimen policéntrico no solo es lo suficientemente sólido como para resistir la diversidad cultural e intelectual, sino que, además, se ve fortalecido por ella”.

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