¿Es Ortega un filósofo para el siglo XXI? Esta es la pregunta a la que el profesor Alejandro Martínez Carrasco intentó dar respuesta el pasado 21 de febrero, en un seminario que impartió en el departamento de Filosofía.

Martínez Carrasco describió a Ortega y Gasset como un intelectual que tiene mucho interés en dialogar con sus contemporáneos, ese “estar a la altura de los tiempos” que supuso afrontar y reflexionar sobre su actualidad filosófica. “Seguir vivo en el s.XXI significa poder dar razón de nuestras circunstancias”, afirmó. En este sentido, señaló que la pregunta que debemos hacernos es: “¿Cuáles son los retos de la filosofía y qué podríamos aprender de Ortega hoy?”. Para el ponente, los temas más importantes de nuestro siglo son aquellos relacionados con la técnica y la historicidad.

Cuando Ortega reflexiona sobre qué significa estar en el mundo, reflexiona en última instancia sobre la técnica: “El hombre es novelista e ingeniero de sí mismo”. Sin embargo, esta ingeniería de sí no se explica por la naturaleza, puesto que los proyectos humanos son extra-naturales, como recordó el profesor Martínez Carrasco. “El hombre necesita de la técnica para realizarse en un mundo frecuentemente adverso. De esta forma, lo que da sentido a la técnica según Ortega son los deseos que están detrás de ella. El problema contemporáneo es que el ser humano se deja arrastrar por la técnica cuando no hay deseos que la respalden”, afirmó.

De este modo, como apuntó el profesor, “nos damos cuenta de que los problemas de la tecnología tienen una estrecha relación con nuestros propios problemas: los reflejan, los magnifican, los potencian”. Un ejemplo de ello, como indicó, es la ampliación del clásico debate sobre el concepto de “verdad”, que se ve deformada por nuevos fenómenos como las fake news y los algoritmos que refuerzan la opinión propia.

Martínez Carrasco explicó la respuesta que propone Ortega: “Frente al predominio de la técnica y el vacío, tenemos que recuperar la interioridad. Somos creadores de mundo, y por eso tenemos que tener un mundo interior rico”. En cierto sentido, la técnica explica la historia, -señaló-, un proceso de transformación del mundo mediante el cual nos alejamos de la naturaleza. Decir que el hombre es esencialmente técnico va unido a que el hombre es necesariamente histórico. Ortega explica que, por nuestra dimensión histórica, somos herederos e innovadores: herederos de una tradición e innovadores mediante un proceso de sofisticación de la historia.

El profesor concluyó este seminario con una reflexión sobre uno de los rasgos más importantes de Ortega: “Siempre estuvo atento a comprender la realidad como ella misma es, frente a modos que no permiten recogerla tal como es”.