Santiago Santidrián Alegre, catedrático de Fisiología y antiguo profesor de la Facultad de Medicina, ha fallecido a los 72 años de edad. Burgalés de nacimiento, se licenció en Farmacia por la Universidad en 1973, defendió su tesis doctoral en 1976. Dirigida por el profesor Jesús Larralde, abordó el efecto de las leguminosas cultiva­das en Navarra en distintos parámetros bioquímicos y fisioló­gicos de animales en crecimiento. Posteriormente se incorporó como profesor de Bioquímica en la Facultad de Medicina y trabajó en el departamento de Fisiología de la Universidad.

Becado por la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica, en 1978 se trasladó a Estados Unidos para realizar una estancia posdoctoral en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), con el objetivo de investigar el efecto de determinadas hormonas y dietas sobre el metabolismo de las proteínas miofibrilares en el tejido muscular esquelético.

Tras su regreso a la Universidad en 1981 pudo aplicar las técnicas bioquímicas aprendidas en Massachussets en el departamento de Fisiología Animal para colaborar en las investigaciones sobre el aprovechamiento de las leguminosas en la nutrición.

Asimismo, obtuvo por oposición la pla­za de profesor agregado de Fisio­logía Animal de la Facultad de Ciencias de Granada (1983). Impartió además docencia en la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) desde 1984 hasta 1986. Posteriormente, fue nombrado catedrático de Fisiología por ambas universidades. Fue miembro de las sociedades españolas de Fisiología, Nutrición, Bioquímica y endocrinología y de diversas sociedades americanas. En diciembre de 1986 obtuvo el Premio de Investigación convocado por la Real Academia de Farmacia (Ins­tituto de España).

En 1987 se reincorporó a la Universidad como profesor ordinario de Fisiología hasta su jubilación, en agosto de 2017.

"El profesor Santiago Santidrián fue un verdadero universitario, un investigador riguroso que se formó en centros de prestigio como el MIT y, sobre todo, fue un profesor ejemplar", recuerda Secundino Fernández, vicerrector de Ordenación Académica de la Facultad de Medicina. "Tuvo una clara vocación docente desde muy joven y procuró formarse lo mejor posible para esta tarea. Ha formado miles de médicos y todos han podido comprobar el rigor de sus excelentes clases que impartía con un derroche de energía y pasión únicas".