“Los riesgos son oportunidades, y la cultura del país te empuja a asumirlos”
Entrevista al profesor Miguel García-Valdecasas sobre su estancia de investigación en Berkeley (California, Estados Unidos)
Miguel García-Valdecasas, profesor del departamento de Filosofía, se encuentra realizando una estancia en la Universidad de Berkeley (California, Estados Unidos). Allí investiga sobre su especialidad, Filosofía de la Mente, junto con el profesor, biólogo y colega Terrence W. Deacon.
García-Valdecasas y Deacon estudian la mente humana de forma interdisciplinar. Los investigadores creen que hay formas de organización parecidas a los organismos que son las que han dado origen a la vida, y en último término, a gran parte de lo que entendemos como mente. Todas las formas de organización que, como la mente, actúan por una condición tienen una línea de continuidad entre sí, que es la tendencia a mitigar los efectos del desorden, también llamado entropía. “Mi intuición es que esta tendencia es más básica que la vida, aunque la vida emergió como efecto de ella y es su mejor expresión”, explica el profesor García-Valdecasas.
P. ¿Podrías explicarnos sobre qué va tu línea de investigación?
R. En California, estoy estudiando modelos causales, o explicativos, del origen de la vida y de la conciencia biológica, la que tiene cualquier forma de vida de la se puede decir que "siente". Mi interés en el problema mente-cerebro me llevó a buscar el origen de la conciencia biológica y la acción deliberada en formas de organización mucho más simples que una célula o cualquiera de sus partes. Las hemos denominado “autogen”. No se puede decir que estas organizaciones estén vivas, porque carecen de metabolismo y de la capacidad de autorreproducción, pero actúan para resistir o mitigar la entropía.
P. ¿Por qué decidiste hacer tu estancia en esta universidad?
R. En 2019 realicé una estancia en la Universidad de California con una beca de movilidad senior. Conocí al profesor Terrence W. Deacon y hemos seguido colaborando desde entonces. Deacon es un biólogo que ha estudiado la evolución del cerebro y que realiza una investigación experimental sobre funciones cerebrales.
En verano de 2022 me invitó a trabajar más tiempo con él, y de ahí surgió el plan que me ha permitido integrarme en su grupo de investigación este curso académico. Al margen de esto, la universidad de California, Berkeley, es una de las mejores de Estados Unidos. Sus profesores y antiguos alumnos han recibido 55 Premios Nobel; en los últimos 5 años, han recibido 5. Y es posible acceder a ellos porque se les ve con frecuencia en el campus.
P. ¿Cómo va a ayudar a tu investigación realizar esta estancia?
R. Las ideas en las que estamos trabajando surgieron a raíz de mi primera estancia en Berkeley. Estudiamos un problema de frontera entre la filosofía, la biología y la física que muchos consideran irresoluble.
La mente y el cerebro están unidos por algo más que por el hecho de que se necesitan. Nuestra intuición es que lo que explica su unión es la teleología, es decir, la explicación de procesos por su fin más que por su causa. Poca gente cree que la teleología y el problema mente-cerebro están relacionados, la consideran un obstáculo, más que un complemento necesario a la biología molecular y la genética. Sin embargo, las interacciones moleculares o genéticas no explican por qué se levanta la mano, únicamente lo constatan de una forma pormenorizada y sistemática. Solo conociendo muy bien cómo funciona la vida y el cerebro, y las consecuencias filosóficas de los procesos que los sustentan, se puede estudiar un problema de esta magnitud. Aún sabemos muy poco, pero si consideramos prescindible la teleología, cada vez sabremos menos.
P. ¿Cuáles han sido los retos a los que te has enfrentado a nivel académico?
R. Adaptarse a la cultura investigadora y a la forma de argumentar filosóficamente de los países anglosajones es un reto. Se escribe de forma muy lineal, ningún razonamiento es aceptado si tiene omisiones clave o aspectos desordenados. Esto te obliga a hacer un esfuerzo notable de adaptación, y a revisar muchas veces lo que se dice o redacta.
En lo que respecta a la cultura y expectativas de la investigación, Estados Unidos es un país tolerante al riesgo y la disrupción. En los últimos años, he dedicado tiempo a comprender mejor los principios fundamentales de la física, los sistemas dinámicos complejos y partes de la genética, algo que obliga a salir de la zona de confort y asumir riesgos. Los riesgos son oportunidades, y la cultura del país te empuja a asumirlos.
P. ¿Qué es lo que más te emociona o te ha llamado la atención durante tu estancia?
R. Las oportunidades que hay en el norte de California. La bahía de San Francisco, donde viven casi 8 millones de personas y donde está Berkeley, es una de las zonas más dinámicas del mundo. Concentra una inversión enorme en tecnología y de los llamados “unicornios” de Estados Unidos, empresas tipo startups que se crean y se venden con mucha velocidad.
En este entorno, las universidades de California, Berkeley y Stanford, producen ingenieros que trabajan en las principales compañías tecnológicas como Google, Apple, Meta, OpenAI, etc. A la vez, estas financian directa o indirectamente las universidades. Esto atrae y concentra una buena parte del talento tecnológico del país y de Asia y hace que haya una enorme riqueza, pues es el destino de las empresas de capital riesgo. Es el lugar al que viene todo el que tiene una idea o un sueño que vender en el ámbito de la tecnología.