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"El carisma permite descubrir actuaciones personales que ayudan a transformar decisivamente la sociedad"

Jaume Aurell, investigador del Instituto Cultura y Sociedad, ha coorganizado un congreso sobre el carisma en la Edad Media


FotoCedida
/Una veintena de investigadores internacionales asistieron al congreso celebrado en la Universidad de Poitiers.

07 | 11 | 2022

“El análisis del carisma permite descubrir actuaciones personales que ayudan a transformar decisivamente la sociedad en un momento dado”. Así se ha expresado Jaume Aurell, investigador del grupo ‘Religión y sociedad civil’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra en el marco del congreso ‘Charisma in the Middle Ages’.

El evento se celebró entre el 21 y 22 de octubre de 2022 en Poitiers y fue coorganizado por el ICS y el Centre d'Études Supérieures de Civilisation Médiévale de la Universidad de Poitiers y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España. En él participaron hasta 15 expertos de universidades de España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Portugal y Rumanía.

Durante el congreso, se debatió sobre el concepto de carisma en la Edad Media y, además, se propuso dotar de un nuevo sentido a la idea actual de carisma. Según Aurell, el significado de este concepto ha variado a lo largo de la historia. Hoy en día, nos basamos en la definición que realizó Max Weber a principios del siglo XX: el carisma es liderazgo, una persona que atrae a los demás y es capaz de liderar proyectos, pero cuyos beneficios revierten en sí mismo. Sin embargo, durante el medievo, el carisma se entendía según la descripción de San Pablo en carta a los corintios: “Un don que se infunde en servicio para la comunidad o la sociedad”, ha explicado el experto.

¿Un nuevo sentido de carisma?

Para el investigador, recuperar el sentido paulino del carisma puede ser muy “interesante” ya que “remite mucho más a categorías relacionadas con el servicio, con la donación, la entrega y no tanto a la adulación de personalidades carismáticas”, ha indicado. Ha asegurado que, desde esta perspectiva, el líder carismático es consciente de que ha recibido un don gratuitamente y, por ello, lo ofrece de forma desinteresada.

En cambio, con la idea weberiana el carisma busca el propio provecho del líder. Aurell ha expuesto que esto genera problemas tanto económicos -algunos líderes capitalistas acaban siendo depredadores del sistema- como políticos. El experto ha advertido que la política basada en esta idea de carisma puede llevar a la irracionalidad y al populismo. Los líderes acaban siendo adulados y sus seguidores son manipulables: “La adulación del líder tiene connotaciones irracionales porque, al final, se está buscando el propio provecho del líder”. Dos ejemplos del mal uso del carisma serían Hitler y Stalin en el siglo XX.

En este sentido, durante el congreso se destacó la idea de para qué se utiliza el liderazgo. “Los intelectuales medievales distinguían que el carisma no enriquece necesariamente a la persona que lo recibe”, ha señalado Aurell. Ha añadido que el evento no realizó una crítica a la postura weberiana, se consideró que ambas concepciones eran herramientas conceptuales útiles. “Max Weber muestra una realidad de cómo la sociedad va evolucionando”, ha aseverado, aunque ha lamentado que, actualmente, solo nos basamos en el carisma weberiano.

Según el experto, volver a la definición de San Pablo en la política podría aportar unos líderes más sólidos, más sinceros y más realistas. Además, en los populismos la figura del pueblo acaba siendo algo muy abstracto y manipulable. Ha destacado que “la realidad del carisma paulino ayuda a singularizar, a individualizar, a personalizar mucho las responsabilidades que tiene cada uno”.

“El carisma es muy relevante para el conocimiento y el análisis de la sociedad y para su mejora”, ha expuesto. Para el investigador, este concepto permite comprender que hay fuerzas en la sociedad que van más allá de lo cuantitativo, de lo utilitario, que hay otras fuerzas que influyen y mueven a las personas.

Tipos de carisma

Durante el congreso, se definieron tres tipos de carisma: el personal, el de los objetos y el compartido. Del primero, Aurell ha puesto ejemplos de personalidades de distintos ámbitos que influyeron positivamente en las sociedades de su época, como San Francisco, Marco Polo, Maquiavelo o Dante. “Marco Polo refleja en su personalidad una serie de actitudes, de virtudes, de valores… que se están generando en las nuevas sociedades comerciales”, ha explicado. Actualmente, se podría destacar el carisma que tienen las figuras cinematográficas, musicales, los influencers, etc.

Entre los objetos carismáticos se encuentran las reliquias, los monumentos o los recuerdos familiares. Cuando un objeto es carismático significa que está materializando a una persona.

En cuanto a el carisma compartido, el experto ha resaltado el movimiento franciscano: “San Francisco transmitió un espíritu a los franciscanos y ellos transformaron decisivamente la sociedad, también en cuestiones económicas”. Este concepto se puede trasladar a cualquier comunidad que comparta una idea o tradición recibida, lo que incluye desde una nación hasta una familia. “Hay una idiosincrasia muy marcada, transmitida por un fundador o recibida por tradición, que genera una serie de movimientos compartidos de una misma identidad, una misma manera de hacer las cosas… Se refleja en cada uno de sus miembros”, ha concluido.

El congreso se enmarca en el proyecto de investigación ‘El carisma en la España bajomedieval: Gobernantes, ceremonias, objetos’ liderado por Jaume Aurell y Álvaro Fernández de Córdova en el grupo ‘Religión y sociedad civil’ del ICS y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. 

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