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José Juan Pérez Preciado, del área de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado, imparte la segunda sesión del ciclo de conferencias Francisco Calvo Serraller

Ha acercado a los asistentes la figura y obra de Rogier van der Weyden, uno de los artistas más admirados e influyentes del S.XV


FotoManuel Castells/José Juan Pérez Preciado durante un momento de la sesión

07 | 02 | 2022

El artista flamenco Rogier van der Weyden ha sido el protagonista de la segunda sesión del ciclo de conferencias que la Fundación Amigos del Museo del Prado organiza en Pamplona, en colaboración con la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra. José Juan Pérez Preciado, del área de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte de la pinacoteca nacional, ha acercado a los asistentes la figura y obra de quien está considerado uno de los artistas más influyentes del S.XV.

Nacido en Tournai, Rogier van der Weyden pronto se convirtió en pintor oficial de la ciudad de Bruselas y de la corte de los duques de Borgoña, como ha explicado el ponente. “Fue uno de los artistas más admirados e influyentes del S.XV. Tanto, que el epitafio que se le dedica a su muerte no hace sino resumir el impacto que supuso su pérdida: El arte mismo está de luto. Sus composiciones inspiraron a muchos autores, incluso algunos intentaron imitarle, pero ninguno de ellos logró alcanzar su excelencia”. Prueba de ello son también los numerosos retratos que se conservan del artista, algo poco habitual en la época, o los epítetos que sobre él escribieron algunos de sus coetáneos. “Esto delata la consideración que tuvo. Seiscientos años después, poseemos un grado de información que supera a los datos que podemos tener de otros artistas de la época”. Un reconocimiento que, como ha señalado, “traspasaron las fronteras de los Países Bajos, generando una extensa aceptación en las cortes europeas”. Así, Rogier van der Weyden fue solicitado a lo largo de su carrera por reyes, nobles, burgueses y clérigos tanto de los Países Bajos como de las penínsulas ibérica e italiana.

Su obra, como ha explicado el experto, “demuestra que fue un hombre muy bien formado intelectualmente o muy bien asesorado”. Para ilustrar esa afirmación, ha mostrado a los asistentes algunas imágenes de obras perdidas y que solo se conocen por fuentes o copias que se realizaron en la época, como la de un tapiz con escenas de la Justicia que realizó para el Ayuntamiento de Bruselas y que fue destruido a finales del S.XVII por un bombardeo. Frente a esas creaciones que solo conocemos por fuentes, hay tres localizadas que son clave en su producción: El descendimiento, un óleo sobre tabla que se conserva en el Museo del Prado y que está considerada su obra maestra; el Tríptico de Miraflores, “una composición cuya técnica y elementos resultan absolutamente novedosos”; y El calvario del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, “una pintura muy reflexionada desde el punto de vista de las Sagradas Escrituras, con detalles profundamente realistas, donde todo está pensado para emocionar al espectador”. “Estas obras, tan ligadas a nuestro país, son el punto de partida más sólido para entender la producción de van der Weyden. Son paradigmáticas porque con ellas se observa su habilidad plástica, la profundidad de sus inquietudes intelectuales y las razones de su éxito, su capacidad de imitación de la realidad -algo muy valorado en la época- y su capacidad para provocar un gran impacto emocional e intelectual”, ha afirmado.

Antes de finalizar, Pérez Preciado ha hecho un repaso de las obras que, aunque cuya autoría no está probada, “son perfectamente atribuibles al artista”. Asimismo, ha puesto de manifiesto la presencia de las características propias del Renacimiento en todas sus obras: “Una nueva relación con la naturaleza, el posicionamiento del hombre como medida de todas las cosas, la relevancia del mecenazgo, la reivindicación del oficio del artista, la curiosidad científica y técnica y el regreso a los valores formales de la Antigüedad. Con todo ello, y a la vista de sus coetáneos renacentistas, Rogier van der Weyden no solo habría igualado a los artistas de la Antigüedad sino que los habría superado”.

La tercera sesión, "Los hijos de Leonardo y Laocoonte. De los Hernandos a Alonso Berruguete", tendrá lugar el miércoles 9 de febrero, a las 19h., en el teatro del Museo Universidad de Navarra. Será impartida por Joan Molina, Jefe de Departamento de Pintura Gótica Española del Museo del Prado.

José Juan Pérez Preciado es doctor en Historia del Arte por la Universidad Complutense y experto en el ámbito del coleccionismo y la recepción de la pintura flamenca en España. Vinculado al Museo del Prado desde 1999, cuando recibe su primera beca, colabora en multitud de proyectos de conservación y educación. Desde 2009 trabaja en el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte, donde es coordinador de exposiciones como “El joven van Dyck”, pasando en 2013 a encargarse con dedicación exclusiva a la conservación de la colección de pintura neerlandesa del siglo XV de la cual está preparando el futuro catálogo razonado. Como especialista en este campo en el Museo del Prado es comisario de exposiciones como “Rogier van der Weyden” y “La Fuente de la Gracia”, a la vez que organiza congresos internacionales, como el dedicado al propio Rogier van der Weyden en 2015. Asimismo, es autor de numerosos artículos especializados en revistas nacionales e internacionales.

Crónica de la primera sesión: En el principio era Giotto. Una introducción al arte del Renacimiento. 26 de enero.

Crónica de la tercera sesión: Los hijos de Leonardo y Laocoonte. De los Hernandos a Alonso Berruguete. 9 de febrero.

Crónica de la cuarta sesión: Sandro Botticelli, entre lo profano y lo sacro. 16 de febrero.

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