Enrique de la Lama, profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, falleció el 17 de agosto en Logroño a los 87 años. Sacerdote, doctor en Historia y en Teología, fue profesor desde 1982 hasta su jubilación en 2006, y subdirector de Anuario de Historia de la Iglesia desde que se fundó en 1992.

Nació en Logroño el 23 de mayo de 1936. Ingresó en el Seminario Conciliar de la diócesis de Calahorra donde cursó los estudios de Humanidades y de Filosofía hasta que, en 1955, se trasladó a la Universidad Pontificia de Comillas para completar sus estudios de Teología. Fue ordenado sacerdote en 1959 por el entonces nuncio de España Hildebrando Antoniutti y, poco después, pidió la admisión en la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz en la que se intensificó su amor al sacerdocio y a los sacerdotes, a su diócesis y a toda la Iglesia.

Fue formador y profesor en el Seminario menor y mayor de Logroño desde su ordenación sacerdotal hasta 1971, año en que se trasladó a Pamplona para culminar la licenciatura en Historia. En 1972 fue nombrado Consejero Eclesiástico de las Embajadas de España ante la Santa Sede y ante la Soberana Militar Orden de Malta (1972-1974), en Roma. 

En 1982, y tras volver a Pamplona definitivamente después de unos años de trabajo ministerial en Bilbao, defendió la tesis doctoral en Historia, que venía preparando desde hacía tiempo bajo la dirección del profesor Federico Suárez. Ese mismo año se incorporó como profesor a la Facultad de Teología. Desde el principio, compatibilizó sus tareas docentes y sus intereses investigadores con una intensa actividad pastoral, particularmente en el ámbito de los alumnos del recién comenzado Ciclo I de la Facultad (Colegio Mayor Albaizar y Colegio Mayor Echalar).

En 1986 defendió su segunda tesis, especialidad de teología histórica, obteniendo el premio extraordinario de Doctorado. El profesor de la Lama ha dejado obras notables de carácter histórico. La nunciatura de Giustiniani que estudió en los cuatro volúmenes de su tesis doctoral en historia, así como la figura del ilustrado Juan Antonio Llorente, le situaron entre los especialistas de la historia de la Iglesia en España del siglo XIX. En 2020 apareció la última obra que publicó (Visiones políticas, Eunsa). Junto a estos trabajos, el profesor de la Lama es autor de obras de carácter teológico y espiritual, como La vocación sacerdotal ampliamente difundida.

En su labor de maestro de vida, Enrique aplicó algunos principios como el de que en la formación es necesaria una relación personal, de amistad si es posible, que compromete al formador y al formando. Otro principio es que la formación no tiene lugar en tiempos de dedicación delimitada, sino que es tarea continua. Otro ulterior es el planteamiento de la formación como un modo de ser, propio, original, en el que el formador es testigo y amigo que va por delante.

De este modo, además de por su fecunda actividad académica, la Facultad de Teología se ha beneficiado del ministerio de Enrique de la Lama que ha contribuido eficazmente a que sus alumnos sean personas motivadas, intelectualmente ambiciosas y preparados para sacar adelante a la Iglesia de nuestro tiempo. De este modo, la Universidad de Nava