Los autores del artículo Mª Cruz Díaz de Terán y Andrea Cocchini

“Igualdad de género hoy para un mañana sostenible” es el lema que las Naciones Unidas han escogido para celebrar el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. La elección de acoplar dos conceptos, a primera vista sin muchos puntos en común, como son “igualdad de género” y “desarrollo sostenible”, quiere subrayar la estrecha interdependencia que, en realidad, existe entre ellos. Es más, como ya destacaba, hace justo 10 años, el documento final de la Conferencia Río +20 de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, no puede haber desarrollo sostenible sin igualdad y sin la participación plena y efectiva de las mujeres en las políticas, los programas y los procesos de adopción de decisiones en materia de desarrollo sostenible, a todos los niveles.

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y de las niñas son tan esenciales para la consecución del desarrollo sostenible que la Agenda 2030, aprobada por las Naciones Unidas en 2015, los incluye entre sus 17 metas para alcanzarlo (ODS 5). Mujeres y niñas, sobre todo de las zonas rurales de los países menos desarrollados, son las que más padecen las duras consecuencias, no solo ambientales, sino sociales y económicas derivadas del cambio climático, ya que son las que más dependen de los recursos naturales amenazados por este fenómeno. Se estima que en los países en desarrollo más del 40% de la fuerza laboral agrícola está constituida por mujeres; porcentaje que supera el 50% en algunas zonas de los continentes africano y asiático. Tanto es así, que en 2008 las Naciones Unidas instituyeron otro día internacional -menos conocido, pero estrechamente relacionado con el 8 de marzo- para dar visibilidad a todas las mujeres rurales, víctimas de discriminaciones constantes (denegación de acceso al crédito, a la propiedad de tierras o de ganado, entre otras) que les impiden desarrollar su labor en el campo en igualdad de condiciones con los hombres.

Así las cosas, las mujeres se encuentran en una tesitura que les empuja a responder de forma activa y a asumir un papel protagonista en las múltiples vías en las que se concreta el objetivo de un desarrollo sostenible para todos y todas. De ahí la importancia de recordar también hoy la trascendencia social que tiene el emprendimiento femenino en el ámbito rural. Son muchas las razones que avalan la apuesta por impulsar un emprendimiento que vela por la sostenibilidad y fomenta el trabajo colaborativo, al tiempo que busca dignificar el trabajo de la mujer rural. Además, impulsar este emprendimiento es vital para dinamizar los municipios pequeños y para evitar que nuestras zonas rurales se sigan despoblando. Un ejemplo es el caso del turismo rural: según el último barómetro del turismo rural, el 56,5% de los alojamientos rurales en España están en manos de mujeres, ya que son ellas las que regentan más de la mitad de las casas rurales y agroturismos de España. Gracias a este tipo de actividades, la economía de los pueblos se diversifica y recibe un impulso que acaba beneficiando al conjunto de la zona.

Históricamente, el sector turístico ha representado una oportunidad de empoderamiento para las mujeres dado su gran potencial para conceder una fuente de subsistencia y autonomía. No puede obviarse que el sector turístico ha sido de los más perjudicados por las consecuencias derivadas de la pandemia provocada por el COVID-19; por eso, el turismo rural y el ecoturismo son clave en la recuperación del sector, por ser modalidades de turismo más acorde a las necesidades y demandas de los viajeros y viajeras en la coyuntura que ha marcado la pandemia del coronavirus. Y el turismo rural cumple con las tres dimensiones de la sostenibilidad: la ecológica, la social y la económica.

En este orden de cosas, el Simposio Internacional “Sostenibilidad en el sector turístico: implementación y comunicación" que la Universidad de Navarra organizará el próximo mes de julio en San Sebastián, se presenta como un interesante punto de encuentro entre instituciones, organizaciones, profesionales y académicos para analizar la situación actual de la sostenibilidad en el sector turístico y las claves para una mayor sostenibilidad en el futuro. Sin duda, una buena oportunidad para destacar que la permanencia y la actividad de las mujeres rurales son esenciales para el desarrollo económico y social del territorio.