Es indignante la posición de ciertos líderes políticos y sindicales que, con su defensa del status quo actual, defienden al mal trabajador en vez de al bueno o al parado en busca de trabajo.

LAS previsiones sobre el desempleo en España siguen siendo alarmantes. Se pronostica que seguirá creciendo el año que viene, para luego empezar a recuperarse lentamente. Al nuevo gobierno le corresponde tomar medidas para recuperar la senda del crecimiento y de la creación de empleo. Es, en mi opinión, indiscutible la necesidad de favorecer la contratación a través de proporcionar ayudas económicas y ventajas fiscales a la contratación. También la necesidad de flexibilizar el mercado laboral.

Decía María Dolores de Cospedal que los empresarios tienen miedo de contratar. Saben que puede ser costoso despedir, aun en casos de trabajadores ineficientes o situaciones de crisis. Los trabajadores han de tener un cierto nivel de protección —¿veinte días días?—, pero también lo han de tener las empresas. La reducción de los costes de despido conduciría a una mayor generación de empleo y a un incremento de la productividad. Al trabajador eficiente y comprometido le preocupa poco la indemnización por el despido; a quien le preocupa es al trabajador vago y perezoso que se aprovecha de la situación para trabajar menos y peor. Es indignante la posición de ciertos líderes políticos y sindicales que, con su defensa del status quo actual, defienden al mal trabajador en vez de al bueno o al parado en busca de trabajo.

Dudo que las negociaciones de los agentes sociales lleguen a buen fin o que la solución, de compromiso, sea lo suficientemente contundente. Espero que el Gobierno haga lo que tenga que hacer, tal y como dijo su Presidente. También que vaya calando en nuestra sociedad que el camino para salir de la crisis pasa por trabajar más y ser más productivos, pues otros nos llevan ventaja. Nos jugamos mucho, porque o entendemos esto o la situación no hará más que empeorar.