Stanley G. Payne, sobre la II República española: “El asesinato de Calvo Sotelo fue el gran catalizador de la sublevación militar”
El prestigioso historiador impartió un seminario organizado por el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE)
“El asesinato de Calvo Sotelo fue el gran catalizador de la sublevación militar”, afirmó en la Universidad de Navarra Stanley G. Payne. El prestigioso historiador ofreció un seminario sobre la II República española, organizado por el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE).
Explicó que, la noche del 13 de julio de 1936, el magnicidio de Calvo Sotelo –jefe de los monárquicos de extrema derecha– resultó clave en la historia de España; pues hicieron que la conspiración militar pudiera alcanzar una dimensión importante: “Fue entonces cuando Franco se comprometió”. De acuerdo con Payne, su efecto dramático no se debió a la sucesión de asesinatos violentos durante aquellos meses ni a que se tratase de un portavoz en las cortes; sino por la forma en que se hizo. “Un escuadrón ilegal de asalto y cuatro milicianos del Partido Socialista le dieron un tiro en la nuca, al estilo soviético”, relató.
El experto expuso que, en España, una serie de acontecimientos llevaron a una “situación prerrevolucionaria” sin precedentes en ningún otro país europeo, durante un tiempo de paz justo después de la I Guerra Mundial. Además, este período prerrevolucionario supuso “el más extenso en la Europa del siglo XX”. Así, según Payne, el origen del proceso revolucionario reside en el radicalismo político, que para la mayoría de naciones vino con el año 1919; mientras que a España llegó de forma completa con la II República.
En su desarrollo asimismo los nacionalismos tuvieron un papel importante, “sobre todo durante la insurrección de las izquierdas y la desunión de la Guerra Civil”, señaló Payne. A pesar de que entre 1934 y 1936 ya existía una fragmentación dentro incluso de la derecha y de la izquierda, finalmente el historiador hizo hincapié en la gran polaridad de España: “Es imposible encontrar otro país en el continente con más tradiciones diferentes que la España del fin de la II República”.