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"En España, al igual que en México y en Rusia, revolución y religión se han ido construyendo en el discurso y en la movilización de entreguerras como realidades mutuamente excluyentes". Así lo afirmó Julio de la Cueva, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha, en la conferencia que impartió el 24 de febrero para el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE) de la Universidad de Navarra.

En la ponencia, titulada "Violencia antirreligiosa en el mundo de entreguerras: una perspectiva comparada", el experto puso de relieve el componente religioso de la violencia política de la primera mitad del S.XX. Como investigador, una de sus mayores inquietudes es estudiar y profundizar tanto los elementos de violencia política como la incidencia del factor religioso en las diversas guerras civiles europeas.

"El periodo de entreguerras fue un periodo particularmente violento, pero, sin embargo, en el caso español, la violencia religiosa parece no haber ocupado un lugar de excesiva importancia en la historiografía académica", señaló Julio de la Cueva. A su juicio, "la dimensión religiosa se ha manifestado dentro de un marco interpretativo, en la categoría de la religión política".

El ponente indicó que "no resulta extraño el carácter violento que en ocasiones adoptó la movilización anticlerical en nuestro país, que culminó en la destrucción del patrimonio eclesiástico y en la matanza de casi 7.000 miembros del clero católico durante los primeros meses de la Guerra Civil". A través de su análisis comparado, advirtió que muchos de estos elementos se pueden encontrar en otros casos nacionales, como por ejemplo los que acontecieron en la guerra finlandesa, yugoslava y griega, o en la de la Unión Soviética y México.

A través de estos casos, el profesor abordó la incidencia del factor religioso en las diversas guerras, explicando todas las actuaciones violentas y las diversas formas de empleo de la fuerza, siempre dirigidas contra organizaciones religiosas, sus miembros, propiedades, inmuebles, etc., así como contra sus signos y símbolos.

Como conclusión, de la Cueva apuntó que, teniendo en cuenta el contexto español, "el factor religioso no constituyó un ingrediente nada despreciable de los conflictos que sacudieron el mundo en el periodo de entreguerras".