“La arquitectura y el diseño urbano de prestigio han sido fundamentales en la configuración de Bilbao y en su proyección internacional”. Así lo ha afirmado en la Universidad de Navarra el arquitecto y alcalde de Bilbao durante los años 2014-15, Ibon Areso.

Bajo el título “Evolución estratégica de Bilbao, la metamorfosis de la metrópoli industrial”, Areso hizo un recorrido por la transformación de la ciudad desde sus orígenes en el año 1300 como villa medieval, hasta nuestros días. En la conferencia que impartió en la Escuela de Arquitectura, puso de manifiesto la necesidad y capacidad que ha tenido la capital vizcaína de adaptarse a las circunstancias, y de transformarse y regenerarse, desde el punto de vista urbano, lo que le ha hecho merecedora de numerosos reconocimientos a nivel mundial.  

Según Areso, tras una época de prosperidad industrial y mercantil, la crisis iniciada en el 75 puso de manifiesto problemas estructurales, que derivaron en un importante impacto social y urbano, que fueron el germen de “un profundo proceso de transformación urbana, que fue capaz de generar nuevas oportunidades de empleo para sus ciudadanos”. La crisis del modelo industrial, “hizo necesario iniciar el paso a la ciudad post-industrial, estableciendo las pautas de nuestro futuro desarrollo urbano mediante una ambiciosa renovación  que debía abarcar toda el área del bajo Nervión a fin de configurarnos como una metrópoli moderna”.

Los cuatro ejes principales de esa renovación física y socioeconómica fueron la accesibilidad exterior y la movilidad interna de la metrópoli, la regeneración medioambiental y urbana, la inversión en recursos humanos y la transformación tecnológica, y la centralidad cultural. 

Segunda revolución urbana

Areso quiso destacar en todo este replanteamiento, el protagonismo que adquirió la Ría: “Esta recualificación había de tener uno de sus hitos más significativos en la transformación y recuperación de la Ría, que se mostró como un elemento de enorme potencialidad, representando el eje principal de la nueva ciudad, así como su elemento más emblemático”.

Además de la reflexión sobre el porqué y el cómo de ese proceso de revitalización, el ex alcalde de la ciudad destacó también retos para el futuro, “tras el proceso acometido para pasar de la ciudad industrial a la ciudad postindustrial, es decir, de la ciudad fea y contaminada a la ciudad amable; ahora resulta necesaria una segunda revolución urbana de Bilbao, que permita el impulso de la nueva economía”.

El arquitecto apuntó las líneas de un segundo plan estratégico de transformación, que deber tener como objetivo “pasar de la ciudad amable a la ciudad inteligente, ya que en una economía globalizada y competitiva se está demostrando que las ciudades son más prósperas cuando son más creativas, lo que nos obliga a seguir reinventándonos para alejar el riesgo de entrar en una fase de estancamiento”.