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Fomentar el desarrollo de herramientas y habilidades en la Universidad, clave para conseguir el bienestar emocional de los estudiantes

“Los trastornos psicopatológicos en jóvenes son altos, sin vistas a una posible disminución”, afirmó el psicólogo David Ramírez en la Universidad


FotoManuel Castells/Ponentes de la jornada sobre Bienestar emocional y desarrollo personal organizada por el Instituto Core Curriculum

16 | 12 | 2022

¿Ha aumentado la psicopatología en los jóvenes o se le ha puesto nombre a algo que siempre ha existido? Esta fue una de las cuestiones que abordó el psicólogo clínico y director del centro Psicosalud Pamplona, David Ramírez, durante su intervención en una jornada sobre Bienestar emocional y desarrollo personal en la Universidad de Navarra. El encuentro fue organizado por el Instituto Core Curriculum del centro académico y forma parte de la línea de trabajo Salud y Bienestar de la Estrategia 2025. 

Según Ramírez, nos encontramos ante un panorama donde la prevalencia de los trastornos psicopatológicos en jóvenes, como la ansiedad, las adicciones o los trastornos de la conducta alimentaria, son altos, “sin vistas a una posible disminución”. En concreto, calificó como “preocupante” la repercusión que estos trastornos tienen en estudiantes universitarios. “Este hecho muestra la necesidad de desarrollar herramientas y habilidades para afrontar este reto, ofreciendo desde la institución universitaria medios para fomentar el potencial de los alumnos”, indicó.

El modo en el que han sido educados estos jóvenes es uno de los factores que influye en que existan carencias en el desarrollo de habilidades esenciales para prevenir estas situaciones límite. El experto analizó cuatro estilos parentales educativos -autoritario, democrático, permisivo, negligente- y cómo a lo largo de las generaciones ha predominado un estilo u otro. Así, explicó, hemos pasado de un estilo más autoritario, donde primaba el deber y la exigencia, y atender las emociones no era importante; a un modelo permisivo, que da lugar a la sobreprotección, disminuyendo la exigencia que perciben los educandos. “En la actualidad, el panorama emocional y un sentimentalismo desmedido marcan el modo de afrontar la realidad y cómo se percibe la libertad, la emoción, la voluntad o cómo se generan las heridas emocionales”. 

Ante esta realidad, prosiguió el psicólogo, la institución universitaria no debe menguar el grado de exigencia, ya que “esta educación se escoge de forma libre, voluntaria y optativa”. Si la persona no ha desarrollado las aptitudes, destrezas y competencias necesarias, el reto para esta institución es adaptarse y llegar a un equilibrio entre la exigencia y un estilo educativo más basado en la emoción que en la imposición de criterios o deberes. “La emoción, aspecto esencial al ser humano, como el pensamiento o la conducta, debe ser una herramienta más, que debemos conjugar para lograr los éxitos formativos de la sociedad. La búsqueda del equilibrio no parece fácil cuando en pleno siglo XXI la psicopatología aparece aumentada y en ella, la ansiedad, la depresión, los trastornos de la conducta alimentaria o las adicciones tienen tanta prevalencia entre la población universitaria”, añade Ramírez. 

La jornada contó con la intervención de Concepción Naval y Jesús de la Fuente, decana y vicedecano de Investigación de la Facultad de Educación y Psicología respectivamente. Asimismo, el investigador del Instituto de Cultura y Sociedad Gonzalo Arrondo moderó una mesa redonda con alumnos y graduados en la que se mostraron algunas de las dificultades más comunes de los estudiantes. 

David Ramírez, psicólogo clínico y director del centro Psicosalud Pamplona

El asesoramiento, clave para el bienestar en los universitarios

El asesoramiento al estudiante, con el objetivo de dar una formación integral a los alumnos “más allá de los límites puramente académicos”, es una de las claves en las que incidió el experto. “Escuchar al alumno, conocerle en profundidad para poder aconsejar y orientar en base a su realidad, dotarle de herramientas para el afrontamiento de su etapa universitaria o ayudarle a generar objetivos vitales son claves de un buen asesoramiento para sacar el potencial del alumno”. 

Cultivar una vida social enriquecida, fomentar el conocimiento en una dimensión cultural, espiritual, sobrenatural o deportiva; o la entrega al otro a través del voluntariado fueron ejemplos de herramientas que Ramírez sugirió para fomentar un clima de bienestar emocional. “En el caso en el que hablemos de psicopatologías es necesario contar con un equipo de profesionales expertos en salud mental”, explicó el psicólogo. Alguna de las ideas fue apostar por convenios con profesionales de Pamplona “que ofrezcan ayuda a los estudiantes con ciertas garantías y beneficios para la comunidad universitaria” o contar dentro de la propia institución con “una unidad clínica de atención psicológica a la comunidad universitaria donde se aborde la prevención, el tratamiento y la investigación en salud mental”. 

La Estrategia 2025: Universidad y Sostenibilidad se propone contribuir al desarrollo sostenible que la sociedad actual necesita por medio de su labor investigadora, docente y asistencial, y en colaboración con otras corporaciones. El cuidado de las personas y del entorno está en el centro de todos sus proyectos. Los proyectos enmarcados en el eje “Educación Transformadora” centran los esfuerzos en la mejora del aprendizaje de los estudiantes, sea cual sea su situación económica, atendiendo su estado de salud y bienestar, el desarrollo integral de sus capacidades y la formación continuada que los antiguos alumnos y los profesionales en general necesitan a lo largo de su vida.

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