Educación cívica, clave para enfrentar el desafío de la polarización de la sociedad
Concepción Naval, catedrática de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad ha ofrecido la Lección Inaugural durante la apertura del acto académico 25-26

FotoManuel Castells/Concepción Naval, durante su discurso en la apertura de curso 25-26
12 | 09 | 2025
“A la luz del panorama de polarización actual en el ámbito social y político, es evidente la necesidad de fomentar una educación cívica entre los jóvenes, antes, más y mejor de lo que hasta ahora hemos hecho”. Concepción Naval, catedrática de Teoría e Historia de la Educación y líder del grupo de investigación ‘Educación, Ciudadanía y Carácter’ de la Universidad de Navarra ha ofrecido este viernes la lección inaugural con motivo del acto académico de apertura de curso de la institución.
A través de 10 tesis, articuladas en tres ejes -concepto, sujeto y medios-, Naval ha explicado qué es y cómo la educación cívica es clave para afrontar la polarización política, social y cultural en la que vivimos actualmente. “Hemos sido testigos en las últimas cuatro, casi cinco décadas, de un proceso en el pensamiento occidental que afecta a diversas cuestiones culturales, sociales y obviamente educativas: un giro cívico, en torno a 1989, con la caída del muro de Berlín, y un giro ético dos décadas después, al comprobar la necesidad de establecer un marco, unos límites éticos para poder educar en libertad”, ha apuntado. Naval ha sugerido cómo la educación cívica no es un “concepto nuevo”, cuyas raíces provienen del pensamiento filosófico, político y pedagógico occidental. Sin embargo, ha puntualizado, que en los últimos años se ha hablado de educación del carácter, fruto del interés “por el tipo de persona que el alumno es y puede llegar a ser, no sólo como ciudadano, sino como persona”. Asimismo, la catedrática ha afirmado que existe una estrecha relación entre una educación cívica y una moral, dependiente la una de la otra.
Para hablar de una educación cívica completa, la investigadora afirma que debe incluirse una transmisión de conocimientos, el cultivo de actitudes, hábitos positivos y la práctica de destrezas (especialmente participativas y comunicativas), y que estas se aprenden “primariamente en la familia, además de algunas en la escuela”. “Mi propuesta es apostar por actitudes sociales comunes, tales como el altruismo optimista, la responsabilidad –tanto social como política–, el respeto, la lealtad y la justicia, apoyadas todas ellas en la libertad personal”, afirma Naval y añade: “Un buen ciudadano sabe y siente que forma parte del conjunto de la sociedad. Pero para que esta preocupación sea real, necesita conocer y querer, ser comprensivo, estar abierto al contraste de opiniones diferentes a la propia. Es decir, ser respetuoso, amando la libertad de los demás”.
La puesta en marcha de esta educación cívica, según Naval, puede hacerse a través de varias metodologías “fructíferas” como los proyectos de Aprendizaje-Servicio, actividades de voluntariado o el análisis de dilemas éticos-cívico. Sin embargo “lo importante es la práctica colectiva de la virtud”, recalca.
Asimismo, la profesora aboga por revisar “la ciudadanía digital o mediática”, ya que los medios virtuales se han convertido en “elementos centrales para la participación pública, suponen un modulador relevante de los movimientos sociales y constituyen un canal clave de influencia social y cultural, y de comunicación de ideas políticas”.
Por último, Naval apuesta por la magnanimidad como herramienta para transmitir a esta sociedad individualista y polarizada una noción de bien común para afrontar la tarea con un optimismo realista.