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"Los sentimientos tienen una gran carga ideológica y en política se usan para mantener el statu quo o para acabar con él". Así se expresó Cynthia Franklin, profesora e investigadora de la Universidad de Hawai'i (EE. UU.) durante su visita al Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra. La profesora Franklin impartió un seminario organizado por el proyecto ‘Cultura Emocional e Identidad', que financia Seguros Zurich.

En la actividad, titulada ‘Affect, Ideology and the Eichmann Trial' (Afecto, ideología y el juicio Eichmann), Cynthia Franklin explicó esa relación entre los sentimientos con carga ideológica y su uso con fines políticos, conectándola con la controversia alrededor de la filósofa Hannah Arendt y la represión del discurso antisionista, que para algunos se trata de un discurso antisemita.

Hanna Arendt y el juicio de Adolf Eichmann

Según Cynthia Franklin, el juicio de Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS nazis, celebrado en 1961, se usó por parte de los políticos israelíes para fortalecer la legitimidad y la existencia del Estado de Israel interna y externamente.

"El juicio a una persona que había cometido grandes atrocidades -destacó-, también se usó como un teatro político. Hannah Arendt, en su libro Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, criticó duramente a Israel por haber utilizado un juicio político como un proyecto de  construcción de Estado".

Para la profesora e investigadora de la Universidad de Hawai'i, lo más polémico de las palabras de Hannah Arendt fue su tono irónico. "Personalmente –señaló-, creo que malinterpretaron lo que ella quería decir, que era más bien una llamada a todos los ciudadanos para que piensen en cómo participan sosteniendo las estructuras de violencia y los abusos de los derechos humanos".