"Esta exposición pretende ser una constatación de la destacada presencia que el País Vasco tuvo en la vida y, como consecuencia, en la obra de José Ortiz Echagüe", declaró Asunción Domeño, responsable del Fondo Fotográfico de la Universidad de Navarra, acerca de la exposición "Ortiz Echagüe y el mar: hombres, parajes y tradiciones en el País Vasco". La muestra reúne 30 obras y podrá visitarse hasta el 22 de agosto en el campus pamplonés.

"Su relación con esta tierra se debe, en primer lugar, a motivos familiares, puesto que en Vitoria residían sus abuelos maternos, a quienes visitaba con relativa frecuencia", explicó Asunción Domeño, y añadió que allí realizó algunas de sus fotografías más tempranas como La riña en la era (1905), La ruda labor (1905) -que formaba parte de un tríptico denominado La vida del labrador- y Taller de costura (1905), "un retrato de su hermana Encarnación, lleno de delicadeza y de preciosismos lumínicos".

Además, la familia Ortiz Echagüe eligió San Sebastián como destino de los meses de verano, "costumbre que se mantuvo hasta el estallido de la Guerra Civil, y que permitió a nuestro fotógrafo entrar en contacto con la tierra y las gentes del lugar", recordó la profesora de la Universidad de Navarra. A su juicio, este fotógrafo "fue un enamorado del paisaje norteño, de sus praderas tapizadas de distintas tonalidades de verde, de sus pueblos costeros".

El País Vasco, la única región que despertó su interés por el medio marino

Dentro de la amplia producción fotográfica de Ortiz Echagüe, que duró más de 75 años en los que recorrió todas las provincias de España, Asunción Domeño apuntó que "el mar está presente de forma casi exclusiva en las instantáneas realizadas en tierras del País Vasco; ninguna otra región costera despertó en el fotógrafo esa inclinación e interés por el medio marino, por sus pueblos y sus gentes".

Y de todas las imágenes dedicadas al mar, destacó "los Remeros vascos, realizados a fines de los años 20 y comienzos de los 30, coincidiendo con la publicación de la Trilogía del mar de Pío Baroja". Precisó que "el fotógrafo se dedicó a retratar una y otra vez a estos marineros y pescadores, curtidos en su lucha diaria contra un medio hostil, convirtiéndolos en arquetipos humanos o bien inmortalizándolos en sus tareas cotidianas y en el ambiente que les era propio".