El pasado miércoles 27 de octubre, se celebró la segunda sesión de los seminarios del Departamento de Filosofía. El profesor Joseph Milburn impartió una ponencia titulada “La (in) coherencia del cientificismo”.

El objetivo de la sesión fue presentar una reformulación propia del “argumento fundamental” que el filósofo neerlandés Rik Peels propone contra el cientificismo. Concretamente, centra su atención la cuarta premisa del argumento: “Si las creencias precientificas (percepción, memoria e intuición) no son conocimiento válido, no hay tampoco conocimientos científicos que sean válidos”.

Milburn recorrió la sesión, paso a paso, desgranando el argumento y haciéndolo cada vez más compacto y sencillo. Comenzó con el principio GIGO ―un término empleado en el mundo de la tecnología que significa “garbage in, garbage out”― cuya formulación epistemológica sería la siguiente: una conclusión no puede tener un valor epistémico mayor del que tienen las premisas. “Hay esta idea de que un arroyo no puede subir más arriba de su fuente... esto puede ser real para los ríos y los arroyos, pero no para las creencias”. Esto fue aceptado con risas y asentimientos del público.

De acuerdo con el profesor Milburn, a veces hay conocimiento inferencial que es correcto pero que parte de premisas falsas, lo que anula el principio GIGO. Así mismo, otro principio alternativo es que no podemos tener conocimientos inferenciales sin tener ya algunos conocimientos relevantes. Pero dichos conocimientos relevantes provienen de la memoria, la intuición o la percepción. Para Milburn, la respuesta contra el cientificismo es una más sencilla y da en el clavo con un argumento definitivo, que ilustra con el ejemplo del cáncer de pulmón: ¿Cómo podemos distinguir un pulmón sano de uno enfermo si no es apoyándonos en la percepción?