INVESTIDURA DE NUEVOS DOCTORES 2025
La brújula hacia
la verdad
La Universidad tiene ADN investigador. Javier Hervada, catedrático de Derecho natural, depositó la primera tesis el 25 de junio de 1962. Hoy, son más de 8.000 las tesis defendidas. Más de 8.000 exploradores de la verdad que han buceado entre archivos, documentos o libros para buscar soluciones a los grandes retos de nuestro tiempo; para servir a los demás. A los profesores José Luis Álvarez, Teresa Sádaba, Mercedes Montero y Alberto Benito, esa pasión investigadora y constante amor a la verdad les ha llevado a dirigir varias tesis. La última, veinticinco años después de su birrete doctoral, a cuatro nuevos doctores que forman parte de esta última promoción. La historia se renueva y la vocación investigadora continúa.
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La teoría del framing condensada en disquetes
La investigación de Teresa Sádaba se contaba por disquetes. “Ni siquiera eran CDs – remarca –. Tenía 25, 30, 50… no me acuerdo: era una pila con partes de la tesis porque toda no cabía en uno solo. Parece mentira. Tampoco ha pasado tanto tiempo, ¿no?”, ríe.
Teresa defendió su tesis en 2001. Profesora de la Facultad de Comunicación y decana, desde 2011, del ISEM Fashion Business School, su trabajo se centró en la teoría del encuadre o “framing”, una perspectiva teórica que estudia cómo los medios de comunicación, y en general, los mensajes, influyen en la forma en que las personas perciben e interpretan la realidad. “El ámbito era muy multidisciplinar, ya que implicaba la comunicación, pero también la psicología, la sociología… Tuve que adentrarme en áreas que para mí eran completamente nuevas, lo que fue a la vez un reto y una maravilla porque me abrió horizontes muy interesantes”, explica.
Iniciar una carrera académica siempre había entrado en sus planes. “Desde pequeña me atraía el impartir clases. Siempre había jugado a eso con mis hermanos”, recuerda. “Luego, en la carrera, me topé con incógnitas que no estaban del todo resueltas, sobre todo, en el área de los estudios de opinión pública, que empezó a interesarme especialmente”, explica. “Tuve la suerte de entrar en el departamento de Comunicación Pública como alumna interna y conocer a maestros, como Esteban López-Escobar, que siempre me animaban a iniciar esta carrera”, recuerda.
Pero el hecho de que tuviese una clara vocación por la docencia y la investigación no hizo que el camino del doctorado careciera de obstáculos. “Empecé con una idea clara, y al final, por distintas circunstancias, la tesis acabó de otra forma”, asegura. A su modo de ver, y con la experiencia que ahora tiene, focalizar bien el objeto de investigación es una las dificultades más importantes a la que se enfrenta todo doctorando. “A veces, se tarda en encontrar el tema y la propia investigación te lleva a tener que renunciar a parte del trabajo que ya habías hecho. Es difícil no desfallecer en esos momentos. La constancia y contar con buena compañía, con el apoyo de una buena dirección y de un buen departamento, ayuda a que esos impedimentos sean más ligeros”, asegura Teresa.
El 30 de enero de 2001 defendió Teresa Sádaba su tesis doctoral en el Aula Magna.
LA TESIS DESDE EL OTRO LADO
Tras la tesis, por la que obtuvo el premio extraordinario de doctorado de la Facultad de Comunicación, Teresa se incorporó como profesora a la Universidad. Desde entonces, ocho tesis más han pasado por su vida, pero esta vez ella estaba al otro lado, como directora. “Es una oportunidad también de aprender. Y algo muy gratificante porque ves cómo va creciendo el doctorando, hasta dominar un área y contribuir a la disciplina”, asegura.
“En la investigación hay un punto necesario de creatividad, entendida como la capacidad de ver más allá, de descubrir nuevas perspectivas y relaciones”, explica. Pero Teresa matiza: “No es una creatividad desbocada, sino que es una creatividad reflexionada. Me encanta cuando ves que un doctorando es capaz de llegar a esas conexiones, de encontrar nuevos retos para la investigación y enseguida se le ocurre un nuevo campo, un nuevo paper, un nuevo tema que investigar”, reconoce.
La última tesis que Teresa ha dirigido se ha defendido este curso. Su autora ha sido Rocío Elizaga y se ha titulado“Estrategia y competitividad en el sector del comercio textil infantil en España”. “En estos años, han cambiado muchas cosas, pero quizá el mayor avance se haya producido en el acceso a las fuentes. Recuerdo que tuve que ir a Madrid, a la Biblioteca Nacional, para consultar un libro que no teníamos en la Universidad. Ahora todo está digitalizado y mucho más accesible. Lo que, por otro lado, también plantea sus desafíos. La abundancia de información reclama un mayor criterio y más capacidad para discernir”, concluye.
Teresa Sádaba, con colegas de la Facultad de Comunicación que participaron en la investidura de doctores celebrada el 1 de junio de 2001. De izquierda a derecha: Andrés Garay, Marie Katharine de Mooij, la propia Teresa Sádaba, María Ángeles Artazcoz, Alfonso Vara, Mercedes Montero y Marta Torregrosa.
Un empuje para que crezcan los que empiezan
26 de enero de 2001. El Dr. Alberto Benito recuerda bien esa fecha porque fue el día de la defensa de su tesis. "Estaba nervioso, imagino que como todos ese día. Quería hacer una buena defensa, sobre todo, para dejar bien al servicio, a mi director y a la institución", asegura, refiriéndose a la Clínica Universidad de Navarra y al servicio de Radiología del que formaba parte y del que ahora es codirector.
El director de su tesis fue José Ignacio Bilbao, que trabajó más de cuarenta años en la Clínica y que por aquel entonces era el jefe de rayos. Su papel en la decisión de Alberto para hacer el doctorado y su acompañamiento posterior fue crucial. "No solo me animaba, sino que me exigía y me apretaba para que lo hiciera y lo terminara. Nacho Bilbao es una persona muy activa, que empujaba a los que entonces empezábamos para que fuésemos creciendo profesionalmente", recuerda.
Ahora, ese papel de impulsar a los más jóvenes lo ha asumido Alberto. Desde que defendiera su tesis, ha dirigido a siete doctorandos; una labor que, como explica, supone “un enorme esfuerzo” por cómo han cambiado las cosas en estos años: “El trabajo asistencial nos consume más tiempo, la docencia en la Facultad es mucho más dinámica y son mayores las exigencias de investigación”. Quizá, por eso, de un tiempo a esta parte, es común que una tesis tenga dos directores. Así ha sido, por ejemplo, en la última que ha dirigido Alberto y que defendió el pasado 6 de noviembre María Arraiza. Juan Luis Álcazar Zambrano fue su codirector.
“Lo que valoro mucho en un doctorando es que vaya por delante. Yo estoy ahí para acompañarle, darle algunas pautas; pero es importante que él o ella tengan iniciativa, propongan cosas…”, afirma Alberto. “¿Un consejo? Yo siempre les digo que hacer la tesis es posible. Que no tengan miedo, ni lo piensen mucho. Que empiecen y ya está”, concluye.
El Dr. Alberto Benito defendió su tesis doctoral el 26 de enero de 2001. Desde que defendiera su tesis, ha dirigido a siete doctorandos.
Un doble birrete con Gonzalo Redondo de mentor
La tesis que Mercedes Montero defendió hace un cuarto de siglo le supuso su segundo birrete doctoral: el primero lo había obtenido en 1991 con su primera tesis en Ciencias de la Información. “Me dedicaba a la Historia de la Comunicación y me pareció conveniente realizar el grado de Historia, y después la tesis doctoral”, explica. Y en esa decisión jugó un papel fundamental el profesor Gonzalo Redondo, quien dirigió sus dos trabajos.
Mercedes Montero, durante la defensa de su primera tesis doctoral celebrada en el Aula Magna de la Universidad el 19 de septiembre de 1991.
Si Mercedes echa la vista atrás, solo recuerda que la defensa fue un martes a las doce de la mañana en el Aula Magna. Eso y las horas de trabajo que le supuso ese segundo doctorado. “Tardé seis años en hacer la tesis porque mientras tanto era vicedecana de la Facultad de Comunicación y daba un buen número de horas de clase”, recuerda. “Le dediqué dos horas al día durante seis años, con un horario exigente: de 8 a 10 de la mañana, clases; de 10 a 12, biblioteca y tesis; de 12 en adelante, incluidas las tardes, trabajo en decanato. Las vacaciones de verano, las de Navidad y las de Semana Santa estaban incluidas en mi "horario tesis”, detalla.
Esta experiencia le ha ayudado a la hora de convertirse en directora. “En muchos casos, mis doctorandos ya estaban trabajando y debían compatibilizar ambas ocupaciones, así que los retos a los que se enfrentaban eran los mismos a los que me enfrenté yo”, señala.
SIETE TESIS COMO DIRECTORA
Hasta el momento, Mercedes ha dirigido siete tesis doctorales y tiene otras dos en fase de redacción. La última, a Tatiana Aguilera, decana de la Facultad de Ciencias de la Comunicación e Información de la Universidad de Monteávila y que con su trabajo biográfico sobre Alicia Álamo Bartolomé obtuvo el premio Ernestina de Champourcin.
“Cuando hice la tesis recibí no sé si consejos, pero sí toda la atención y dedicación del mundo. Fueron, ambas, periodos de aprendizaje que superaron con mucho cualquier fase anterior de mi carrera. Espero haber actuado así con mis doctorandos, aunque con seguridad he fallado con alguno”, asegura. “Afortunadamente -prosigue- desde hace ya tiempo somos dos los directores de cada tesis, y a mí eso me ha aportado mucha seguridad. Pienso que las tesis salen mejor cuando hay un director y un codirector”.
El 13 de marzo de 2001 defendió Mercedes Montero su segunda tesis doctoral, también dirigida por Gonzalo Redondo.
“Necesitamos gente joven, relevo para formar”
José Luis Álvarez es un entusiasta de la docencia. Reflejo de talento académico. Sumergido en horas de clase -impartía doscientas al año-, una conversación con Luis Ravina le llevó a iniciar el doctorado. “Necesitamos gente joven, relevo para formar”, le dijo. Ravina era decano por entonces y fue quien guió la Facultad desde 1998 a 2013.
José Luis había acabado la carrera de Economía en 1992. Era de aquel grupo de alumnos de la primera promoción de una Facultad todavía incipiente. En aquellos inicios faltaban manos, José Luis cogió el guante y aceptó el reto. En 2001, entre clases y clases, ocho años más tarde de su graduación, depositó la tesis. La credibilidad de la política monetaria: el caso del Banco de España, rezaba el título.
Microeconomía, macroeconomía o economía internacional -por citar algunas- han sido sus áreas de estudio. También las diferencias existentes entre los estudiantes de economía con los de las otras disciplinas. Ese fue precisamente el tema que María Jesús Valdemoros, que recibe este año el birrete, eligió para su investigación bajo la tutela de José Luis e Ignacio Ferrero.
José Luis Álvarez, en el acto de investidura de doctores celebrado el 1 de junio de 2001. Recibió el birrete de manos de Luis Herrera, por aquel entonces vicerrector de Investigación de la Universidad.
Desde su posición de vicedecano de estudiantes de la Facultad, José Luis ha podido percibir la apuesta por una investigación que cada vez exige más especialización. “La metodología es mucho más técnica y sofisticada. Es un reto encontrar el nicho al que quieres dedicar horas y horas de estudio”, señala.
Desde aquella pequeña Facultad que emergió en 1987 y que José Luis ha visto crecer, han salido cientos de tesis que se publican en revistas especializadas. Y eso, visto en perspectiva con aquella época en la que los recursos eran limitados, amplía el horizonte del investigador. “Hoy puedes hacer parte del doctorado en otro país y establecer contactos con profesores de otros lugares que te permiten descubrir nuevas áreas”, afirma. Temas de vanguardia con visión social.
Becas ADA, un apoyo a la investigación
La Asociación de Amigos ha contribuido, a través de su programa de becas de doctorado y gracias a la generosidad de muchos, a facilitar que jóvenes universitarios puedan iniciarse en actividad investigadora a través de la realización de la tesis. En este curso 2024-25 se otorgaron 80 becas por un valor de 2.244.133 euros.
Durante los últimos 25 años, en la Universidad se han defendido cerca de 4.200 tesis doctorales. En el gráfico que acompaña a esta información se desglosa el número de tesis por año y facultad, así como el título y autor. Sobre las temáticas abordadas, algunos de los términos sobre los que ha girado la investigación en estos años han sido “pacientes”, “cáncer”, “enfermedad”, “obesidad”, “educación”, “pensamiento”, “historia”, “teología”, “comunicación”, “filosofía”, “arquitectura”.