Incubadoras que salvan vidas
El ingeniero y emprendedor Pablo Sánchez Bergasa animó a los estudiantes a ilusionarse y soñar con esperanza en iniciativas que cambien el mundo
06 | 11 | 2025
La incubadora in3ator, diseñada por el ingeniero y emprendedor Pablo Sánchez Bergasa, ha ayudado a más de 4.000 recién nacidos en países con menos recursos. El pasado 5 de noviembre, ofreció una charla en el Salón de actos de Tecnun, organizada por el CM Jaizkibel.
El pasado 5 de noviembre el ingeniero y emprendedor, Pablo Sánchez Bergasa, compartió su experiencia y aprendizajes en su ONG Medical Open World, impulsora de in3ator, una incubadora neonatal de bajo coste para hospitales con menos recursos. La charla-coloquio organizada por el Colegio Mayor Jaizkibel reunió a más de 130 estudiantes.
Este proyecto transformador de la sociedad tiene sus raíces en la pasión por la electrónica que Sánchez Bergasa cultivó desde niño. En su intervención, compartió algunos de sus primeros proyectos -desde montar un juguete teledirigido hasta hacer pequeños retoques en el coche de su abuelo- y cómo aquellos intentos, con sus fracasos, fueron alimentando una pasión que se convertiría en una vocación de servicio a las personas más necesitadas.
Fue en 2017 cuando el joven ingeniero, Premio Princesa de Girona Social 2025, se unió al proyecto de incubadoras de cartón impulsado por el entonces estudiante de Ingeniería en Madrid, Alejandro Escario. Ante los estudiantes de Tecnun, Sánchez Bergasa reconoció que “el principal problema de esta incubadora era que, al ser de cartón, presentaba varios retos que la hacían menos válida, como la acumulación de bacterias”.
Su principal aportación fue diseñar una incubadora que, en sus palabras, “calienta y humedece para evitar que los bebés gasten demasiada energía en las primeras etapas de su desarrollo y, además, gracias a unos LED, previene la ictericia”. Explicó a los estudiantes cómo este proyecto le ocupó cuatro años de su tiempo libre, llenos de dudas e incertidumbres.
Una de las primeras incubadoras que transportaron llegó a un hospital donde había nacido un bebé de tan solo 500 gramos. Ante la falta de alternativas, y dado que la esperanza de vida del pequeño era muy baja, decidieron probar el dispositivo.
El ingeniero pudo conectarse a distancia gracias a la conexión a Internet que había incorporado a la incubadora y se emocionó al ver los primeros datos de uso en tiempo real. “Ocho meses después el niño sobrevivió, y viajamos a conocer a su madre, que no dejó de agradecernos que hubiéramos salvado la vida de su primer hijo”.
Con el paso del tiempo, Medical Open World ha conseguido enviar 230 incubadoras a 37 países y, por ellas, calculan que han pasado más de 4.000 niños recién nacidos. Pablo Sánchez reconoce que “esto nunca hubiera sido posible sin la ayuda de su familia, de los Salesianos y otras 60 ONGs que han contribuido al proyecto”. En este sentido, a la salida del Salón de actos, en una conversación informal con algunos estudiantes de Tecnun, referenció la película El Príncipe de Egipto para recordar que la cima de la pirámide no es más importante que la base que la sujeta.
Con esta experiencia, Sánchez Bergasa aprendió a transformar su tiempo libre y sus conocimientos de electrónica en una oportunidad de ayudar a los más desfavorecidos. Para terminar, les animó a soñar con estas iniciativas, a contárselas unos a otros y a lanzarse a la aventura con esperanza.
Al terminar la charla de Pablo Sánchez Bergasa hubo un coloquio moderado por la alumna Teresa Galán en el que intervinieron varios estudiantes de Tecnun.