El monasterio de Irache
Exterior de la iglesia
El exterior de la iglesia constituye un juego de volúmenes armónico, con el tripe ábside, los brazos del crucero y el cimborrio románico de planta octogonal con cuatro cuerpos cilíndricos dispuestos en las equinas, rematados por una cubierta cónica pétrea, a lo que suceden las tres naves del templo, de mayor altura la central, y la torre campanario dispuesta a los pies en el flanco noroccidental.
En la cabecera destaca el ábside central poligonal y de mayor tamaño, reforzado por cuatro estribos prismáticos rectos. Los tres ábsides comparten una imposta inferior lisa, la articulación de los vanos y una arquería de trilóbulos ciegos sobre la que monta el tejaroz. En la segunda fase constructiva del templo, acometida a partir del último tercio del siglo XII, se realizaron los canecillos del exterior del ábside central, destacables desde el punto de vista artístico, por su gran calidad y belleza. En ellos se esculpieron figuras humanas, animales reales y fantásticos, además de cabezas o torsos humanos portando útiles de cantero, lo que ha llevado a realizar especulaciones acerca de si se autorretrataron los propios artistas.
En el exterior de las naves predomina el muro de sillería, que aporta una sensación de horizontalidad y pesadez, ante la ausencia de contrafuertes que parcelen los tramos. El brazo norte del crucero, iluminado con un amplio óculo, está cerrado con un muro moderno realizado en 1982, cuando inexplicablemente se eliminó la capilla barroca del siglo XVII aneja al mismo, dedicada a San Veremundo.
En el tramo intermedio del muro septentrional se abre la antigua puerta del cementerio o puerta de San Pedro, de finales del siglo XII, levemente apuntada y abocinada, con cinco arquivoltas de elaborada molduración que apean sobre columnas dispuestas. La decoración esculpida en los capiteles, muy deteriorada, muestra escenas de lucha, con humanos o con animales fantásticos, y monstruos o animales emparejados, además de dos escenas de la vida de San Martín.
En la fachada occidental, la torre del lateral norte conserva buena parte de la fábrica primitiva medieval en los tres cuerpos decrecientes de alturas desiguales, rematándose con un cuerpo de campanas de planta cuadrada, de claro influjo escurialense ejecutado de acuerdo a la traza presentada por Diego de Sisniega, cantero vecino de San Mamés de Trasmiera, conservada en el Archivo General de Navarra, obra que contrató junto con su sobrino Juan González de Sisniega en 1601 y que estuvo concluida en 1609. El campanario de lenguaje herreriano está articulado por cuatro pilastras en cada uno de sus frentes, entre las que se intercalan vanos de medio punto que alojan las campanas y nichos ciegos laterales sobre los que se disponen placados, culminando una balaustrada con bolas sobre las pilastras y la cúpula con linterna.
A la torre se adosa un nártex cubierto con tres tramos de cañón apuntado, reforzados con tres arcos fajones que apean sobre ménsulas con capiteles figurados. En su frente se localiza la puerta principal de acceso al templo, del siglo XIII, formada por cinco arquivoltas lisas y apuntadas que apean sobre sobre columnas y capiteles con motivos vegetales estilizados. La clave del arco de ingreso muestra un crismón sostenido por la mano de Cristo. Encima se abren cinco pequeños vanos escalonados de medio punto y baquetón continuo, que facilitan la iluminación del templo en este espacio de los pies. La parte superior de la fachada se redecoró siguiendo el gusto barroco, con un cuerpo articulado con pilastras cajeadas, con motivos de follajes que enmarca una hornacina con la escultura de la Inmaculada, esquema que se remite en el remate con la imagen de San Veremundo.
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