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Rafael María Hernández Urigüen, , profesor en ISSA y la Escuela de Ingenieros - Tecnun

Solidaridad universitaria con la vida y con los pobres: un sí a la cultura del encuentro

lun, 22 sep 2014 09:55:00 +0000 Publicado en Revista Palabra

El domingo 21 de septiembre ha constituido una jornada de apoyo a la maternidad y a la vida humana en la mayoría de las capitales españolas. No ha pasado inadvertida la presencia de jóvenes que han sabido invertir unas horas de esa tarde tan importante en su ocio festivo para manifestar su apoyo a los cientos de miles no nacidos o asesinados mientras nacen por la lamentable falta de protección que el embrión humano padece en nuestro país.

En San Sebastián, la concentración frente al ayuntamiento contaba ayer con una nutrida presencia de estudiantes universitarios. Al mismo tiempo, un pequeño grupo radical intentaba reventar el ambiente pacífico y festivo del acto, pero los jóvenes supieron mantener la calma, incluso, algo más tarde, algunas de las personas concentradas dialogaron serena e individualmente con algunos de ellos.

La lentitud en el cumplimiento de las promesas electorales del actual ejecutivo español para cambiar la llamada "ley del aborto", contrasta con el clamor social a favor de la vida humana y la protección de la maternidad entre cuyas voces no faltan de universitarios y universitarios, muchos de los cuales dedican dos meses de sus vacaciones estivales apoyando a las asociaciones pro-vida de Nueva York y otras capitales del mundo. El dinamismo joven de los que ayer salieron a la calle y participan tantas veces en el acompañamiento a jóvenes madres para que descubran una alternativa distinta al aborto, contrasta con la inercia de algunos políticos temerosos de perder votos si cumplieran sus promesas de reformas legislativas.

Aquí en San Sebastián quienes defienden la vida, son los mismos jóvenes que a lo largo de estas semanas promueven la recogida de alimentos en la universidad con motivo de la inminente beatificación de don Álvaro del Portillo. Resulta ejemplar la actividad de universitarios y universitarias animando a sus compañeros para que aporten diversos productos alimentarios que depositan a la entrada de los centros académicos. Los paquetes de pasta, arroz, latas de conservas al llegar a la universidad constituyen un icono elocuente y despiertan de la somnolencia narcisista.

Una ética del cuidado solidario, inspirada desde el Evangelio, más difundida en las aulas y centros académicos, traerá oxígeno renovado a la cultura que se va gestando en estas primeras décadas del siglo XXI. Urge erradicar el descarte del débil, y atender a las palabras del Papa Francisco que dirigiéndose a los jóvenes pronunciaba ayer en Albania exhortaba: digan no a la idolatría del dinero, no a la engañosa libertad individualista, no a las dependencias y a la violencia. Digan sí, en cambio, a la cultura del encuentro y de la solidaridad, sí a la belleza inseparable del bien y de la verdad; sí a la vida entregada con magnanimidad y fidelidad en las pequeñas cosas (cfr. ángelus, 21 de septiembre de 2014).