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Volver El cuco de Moody’s acosa a España

Ricardo Leiva Soto, Profesor de Marketing de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Navarra

El cuco de Moody's acosa a España

jue, 21 jul 2011 07:45:41 +0000 Publicado en Diario de Navarra

Si hace cinco años le hubiesen dicho a un economista que los mercados dudarían de la capacidad de pago de Estados Unidos o de la Unión Europea, con toda seguridad la advertencia habría provocado carcajadas. Después de todo, si Estados Unidos y Europa no son capaces de cumplir sus compromisos, qué queda entonces para los países más pobres. Lo impensable hace algunos años ha ocurrido, sin embargo, y ahora el Fondo Monetario Internacional no solo sale al rescate de naciones como Argentina, sino también de países con un PIB per capita varias veces superior, como Portugal, Grecia e Irlanda.

Uno de los personajes malos de esta inaudita película es la cuestionada agencia calificadora de riesgos Moody's, que está generando unos temores en todo el mundo desarrollado que ya quisiera causar el mismísimo Freddy Krueger. Moody's acaba de rebajar bruscamente la nota de la deuda de Irlanda y de Portugal, y ahora los irlandeses y portugueses pagan intereses que se acercan al 14%, lo que hace que su deuda se considere prácticamente impagable. España e Italia pagan una parte del pato porque la tasa de interés de sus bonos ahora se encarama al 6%.

Todos estos países han caído en un círculo vicioso del que es difícil salir, porque las advertencias de Moody's han asustado a los inversores, lo que ha hecho que suba la tasa de interés de los bonos de deuda pública y el riesgo-país, lo que ha encarecido la financiación de las administraciones estatales y de las empresas, lo que ha redundado en una mayor ansiedad y desconfianza de los mercados, lo que eventualmente produce después de algunos meses una nueva acción negativa de Moody's y un empeoramiento de la calificación de la deuda nacional.

Ni Estados Unidos se salva de esta espiral en caída libre, pues Moody's acaba de advertir a ese país que en los próximos meses podría sufrir un castigo similar. La triple A de Estados Unidos, la máxima nota que pone Moody's a los bonos nacionales, está siendo actualmente revisada con una perspectiva negativa, lo que quiere decir que en algunas semanas podría producirse un hecho catastrófico sin precedentes: el default o incumplimiento de pagos de la mayor potencia del planeta.

Se podrá argumentar que la culpa de todo este relato tan tenebroso no es de Moody's, sino de los gobiernos que se han endeudado más de la cuenta, y que la agencia solo cumple en el ámbito económico el impopular papel que desempeñaba la mitológica Casandra cuando anunciaba la inminente caída de Troya y nadie quería escuchar sus pesimistas profecías. Eso es irrefutable, sin duda. Pero también lo es el hecho de que Moody's y otros actores del mercado han protagonizado una voltereta en sus juicios y sus análisis que ya quisieran imitar los saltimbanquis más curtidos del Cirque du Soleil. El caso de España es paradigmático en este sentido, porque hasta hace poco la imagen internacional de España era notable precisamente por la evaluación de Moody's y otros observadores tan reconocidos como el Deutsche Bank, The Economist o el Financial Times.

Hace menos de dos años, Moody's decía que España gozaba de una fortaleza financiera, institucional y gubernamental a prueba de todo riesgo, y que su posición fiscal era sólida, por lo que la perspectiva de su nota triple A parecía estable. Según Moody's, los bancos españoles superarían la crisis sin problemas, y el déficit público español seguiría bajo control a corto y mediano plazo. Sin mediar la más mínima transición, sin embargo, Moody's pasó de defender el modelo español a cebarse con él, y lo mismo hicieron The Economist y el Financial Times, los que, con su indolente sarcasmo británico, incluyeron a España en el innoble club de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España, en inglés).

Si esos evaluadores están en lo cierto ahora, cuando menoscaban la capacidad productiva y la imagen de España, entonces se equivocaron rotundamente ayer, cuando proclamaban a los cuatro vientos que España representaba la versión feliz del capitalismo, y estuvieron entre los grandes propagadores de la burbuja financiera.

Sin siquiera un matiz ni una mínima autocrítica, Moody's y sus comparsas acosan ahora a España equiparándola con las peores juntas del vecindario. Es posible que en los años de bonanza la realidad española no haya sido tan positiva como nos hicieron creer Moody's, The Economist y Financial Times, pero si eso es cierto, también debería aceptarse que ahora la situación puede  ser menos sombría que la que nos presentan esos mismos calificadores.

A los juicios ciclotímicos de Moody's hay que prestarles atención, nos gusten o no. Pero sus análisis deben ser recibidos con una cuota de prudencia y escepticismo. El cuco se ha equivocado varias veces en el pasado, con pésimas consecuencias para muchos actores del mercado.