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Diego Maza Ozcoidi, , Profesor e investigador del departamento de Física y Matemática Aplicada de la Universidad de Navarra

La fascinación por lo etéreo

   

mié, 07 oct 2015 15:01:00 +0000 Publicado en Diario de Navarra

He de comenzar pidiendo disculpas por la licencia poética del título. Si lo hago es porque probablemente refleje de  alguna forma el contenido de los párrafos que siguen.  Así, creo que la fascinación por lo etéreo bien podría usarse como argumento para describir el empeño y la garra que investigadores como los Doctores T.  Kajita y AB  MaDonald deben sentir cuando explican o justifican  sus  investigaciones. Estudiar neutrinos no es para nada una tarea sencilla y de hecho implica gigantescos esfuerzos experimentales solamente alcanzables por unos pocos países en  el mundo.  Más allá de esto, lo cierto es que los neutrinos -que nos inundan  por millones ahora mismo- son unas criaturas fantasmales que pasan a través de nosotros sin que podamos hacer nada para impedirlo. Para acrecentar su halo de  misterio, son capaces de mutar entre diferentes familias "leptónicas",  algo que de forma mucho más pedestre los físicos llamamos diferentes "sabores".  Ese mutar, así como el hecho de su intangible  presencia, los hace muy difíciles de observar, de modo que solo el trabajo de quienes comparten este merecido galardón (en mi modesta opinión) ha podido verificar a ciencia cierta que este "baile de sabores" está detrás de la existencia de su masa.

Definitivamente, es necesaria una gran fascinación por lo intangible  para involucrarse en las pruebas donde se estudian experimentalmente estas ideas.  Tanto el Dr. Kajita como el Dr. McDonald realizan sus investigaciones a cientos de metros bajo tierra, en minas abandonadas donde se aíslan de otras formas de radiación el máximo posible. En estas minas se colocan tanques gigantescos de agua pesada donde se observan los esporádicos destellos de luz que algún neutrino regala a su paso. Usando estos destellos, y después de un proceso muy minucioso de análisis de los datos, se pudo comprobar, por ejemplo, que los neutrinos procedentes de la supernova 1987A llegaban con cierto retraso respecto de la luz que procedía de la explosión. Este retraso es lógico si se asume que los neutrinos tienen masa, algo que a la par es indispensable para poder mutar entre sabores, como ahora sabemos que ocurre.

¿Y ahora qué? ¿Es este un problema cerrado? ¡En absoluto! Este premio refuerza sin duda a quienes predican sobre la necesidad de seguir investigando a los neutrinos. El hecho de que estos tengan masa plantea inconsistencias serias al Modelo Estándar del universo que poco tiempo  atrás mereció también el Nobel en la figura del Bosón Higgs. Lo que ahora se premia no es más que un paso importante de un largo camino donde resulta imprescindible determinar la masa (o masas) que permita incorporar al neutrino al Olimpo de las partículas elementales.