La Facultad de Teología de la Universidad de Navarra celebró el sábado 29 de mayo el acto de fin de carrera de 72 de sus estudiantes: 44 forman parte de la LIII promoción de Licenciatura en Teología y 28 de la LV promoción del Bachiller en Teología.

El profesor César Izquierdo, vicedecano de la Facultad, presidió el acto de graduación y recordó a los estudiantes que los dos últimos cursos habían estado marcados, de un modo o de otro, por la pandemia del COVID-19. “Esta situación, sin duda, ha sacado lo mejor de nosotros mismos –dijo-, pero también ha dejado una huella un poco peligrosa: al no poder “salir” –de casa, de la ciudad, de la provincia- puede haberse reforzado la tendencia que tenemos todos al individualismo”.

“Ahora, en cambio, se os pide salir, volver a los lugares donde cada uno tiene su hábitat. Es fundamental entender bien esta experiencia del éxodo, que tanto hemos escuchado en clase: la necesidad de salir de uno mismo, de buscar y encontrar los lugares y las personas a que somos enviados para servirles, también con vuestra preparación académica: ir, salir y dar fruto, como dice el Señor en el evangelio de San Juan”.

El profesor Juan Chapa fue el padrino elegido por los estudiantes de ambas promociones. En su discurso mostró su agradecimiento por el reconocimiento concedido y estableció un paralelismo sobre cómo elaborar un discurso de despedida según el experto en retórica griega del retórico Menandro y su propio discurso. En su mensaje, entre otras cosas, les explicó que la Universidad no solo debe transmitir conocimientos, sino sobre todo enseñar e impulsar el saber: “No sólo habéis adquirido unos conocimientos, sino que os habéis enriquecido con tantas otras actividades en las que habéis participado y con las muchas personas que habéis tratado estos años en la Universidad”.

En representación de los alumnos intervino Renato Hernández, alumno del Bachiller en Teología y delegado de la Facultad, quien agradeció a los profesores, a la Universidad, a sus familiares y a sus compañeros, “futuros pastores y guías de la Iglesia”, por todo lo aprendido y vivido en los años de formación en Pamplona.