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Constantino Ánchel: «El matrimonio de Eduardo Ortiz de Landázuri y Laura Busca no estuvo cerrado en sí mismo sino abierto a los demás»

Constantino Ánchel, miembro de la Oficina de la Causa de los Santos, explica en esta entrevista algunos detalles de la vida del matrimonio Ortiz de Landázuri. Desde el 2015 la Iglesia unificó sus causas de canonización. Próximamente, sus restos serán trasladados a la Clínica de la Universidad de Navarra.

28 | 11 | 2023

El matrimonio Ortiz de Landázuri se encuentra en proceso de canonización y sus restos serán trasladados a la Clínica de la Universidad de Navarra. Eduardo Ortiz de Landázuri (1910-1985) fue uno de los pioneros de la Facultad de Medicina y la Clínica. Él, junto con su esposa, Laura Busca (1912-2000) se instalaron en Pamplona, en 1958, por sugerencia del entonces decano de la Facultad de Medicina, Juan Jiménez Vargas, con el objetivo de impulsar los inicios de la Universidad. 

Eduardo Ortiz de Landázuri fue decano de la Facultad de Medicina durante 16 años y vicerrector de la Universidad. Impulsó los inicios de la Clínica, donde ejerció la medicina como catedrático de Patología Clínica y Médica hasta su jubilación. Desde entonces hasta su fallecimiento, en 1985, fue Presidente de la Asociación de Amigos. Ese mismo año, la Universidad le concedió la Medalla de Oro.

Laura Busca fue Licenciada en Farmacia por la Universidad Central de Madrid. En su juventud se dedicó a la investigación. Fue una gran apasionada por el estudio y la lectura. 

Eduardo y Laura se conocieron en 1935, y unos años más tarde, en 1941, contrajeron matrimonio y tuvieron 7 hijos. Desde el 2015 la Santa Sede ha unificado la causa de canonización del matrimonio. 

Constantino Ánchel relata en esta entrevista algunos detalles de la vida del matrimonio. Ánchel fue miembro de la Oficina de la Causa de los Santos de la Prelatura del Opus Dei en Madrid y Roma. También se desempeñó como perito histórico de otras causas de canonización. Fue investigador y documentalista del Centro de Estudios Josemaría Escrivá. 


¿Cómo describiría al matrimonio Ortiz de Landázuri?

Externamente eran un matrimonio más. Eran católicos, se llevaban bien, no hay rasgos que llamen la atención hasta que comienzas a estudiar los detalles de sus vidas. 

Iniciaron su noviazgo poco antes de la Guerra Civil Española. Por entonces él realizaba sus prácticas en el Hospital del Rey (Madrid) y ella era farmacéutica. Ambos se habían distanciado de la fe que habían recibido de sus respectivas familias, aunque esto no quiere decir que fueran ateos. Eduardo Ortiz de Landázuri militaba en un partido socialista y era anticlerical. Sin embargo, de acuerdo a los testimonios recogidos se veía en ellos virtudes humanas como el amor al trabajo, la honradez y la lealtad. 

La prisión y condena a muerte del padre de Eduardo lo llevaron a repensar ciertas cosas. El ejemplo cristiano de cómo el sentenciado sobrellevó sus últimos momentos abrieron el camino para que tanto Eduardo como Laura pudieran volver a la fe. 

Durante la guerra, Eduardo y Laura pusieron fin a su noviazgo y ella regresó a Zumárraga, a casa de sus padres. Tras el fin del conflicto bélico reanudaron su noviazgo y, más tarde, formaron una familia y tuvieron siete hijos. 

Fueron unas vidas paralelas que convergieron en una. Una de las cosas que llama la atención al leer los testimonios y conocer su historia es que estaban realmente enamorados, tenían detalles y se admiraban mutuamente. Tenían capacidad de asombro y buscaban entenderse y ayudarse.

El matrimonio de Eduardo y Laura no estuvo cerrado en sí mismo sino abierto a los demás. Según los testimonios reunidos para sus causas de canonización muchos hacen referencia a que el hogar de los Ortíz de Landázuri tenía las puertas abiertas para acoger a todos, ya sea una comida como una estancia en su casa de Pamplona. 

¿Cómo descubrieron su vocación al Opus Dei? 

Poco después de terminar la guerra civil, la hermana de Eduardo, Guadalupe Ortiz de Landázuri, conoció el Opus Dei y pidió la admisión como numeraria. A partir de ese momento el matrimonio de Eduardo y Laura conoció la Obra, aunque no sé hasta qué punto tuvieron relación con algunos de los primeros de la Obra en los años 40. 

Más tarde, cuando la familia se había instalado en Granada, luego de que Eduardo obtuviera una cátedra y abriera su consulta particular, allí comenzó a frecuentar un centro del Opus Dei. En 1952 pidió la admisión como supernumerario, y poco después, en 1953, lo hizo su esposa como supernumeraria. 

¿Su pertenencia a la Obra impactó de alguna forma en la dinámica familiar? 

En un momento determinado se le consultó si le interesaba a Eduardo Ortiz colaborar en la puesta en marcha de la Facultad de Medicina en la Universidad de Navarra y de la Clínica. Ello sin duda, supuso un sacrificio profesional para él porque tenía prácticamente la carrera hecha, o sea, estaba encauzado, e implicaba abandonar una universidad de prestigio para trasladarse a una que estaba dando sus primeros pasos. Su maestro, el doctor Jiménez Díaz, lo alentó a vivir esta nueva experiencia. 

Pasado unos años, el fundador del Opus Dei visitó la universidad y Ortiz de Landázuri le comentó: «Bueno, Padre, me pidió que viniera a Pamplona para hacer una universidad, y ya está hecha…», pero san Josemaría le contestó: «No te he pedido que hagas una universidad, sino que te hagas santo haciendo una universidad». 

Sin duda, el traslado a Pamplona implicó un sacrificio para toda la familia, ya que supuso abandonar a sus amigos, su casa y la estabilidad que habían conseguido en Granada.

 

¿En qué aspectos la vida de Laura y Eduardo puede inspirar a otros matrimonios cristianos?

Si se mira la agitada vida de la familia, marcada por la agenda del padre que era un médico comprometido con sus pacientes, además de dictar clases, ser decano de la Facultad de Medicina y Rector de la Universidad de Navarra, se podría pensar en que era fácil que se viviera en desorden. 

Sin embargo, se ve en el matrimonio un orden interior que es el que ordena el exterior. Tenían una escala de valores perfectamente establecida. Primero el trato con Dios, luego la familia y, en tercer lugar, el trabajo.

En todos los matrimonios hay problemas y dificultades. El de Eduardo y Laura no estuvo exento de ellos, pero tuvieron una visión sobrenatural. Por ejemplo, les costó mucho la separación con su hijo Eduardo, este era el tercero y tenía problemas psiquiátricos por lo que en un momento vieron que era conveniente ingresaralo a una institución psiquiátrica. A Laura le costó mucho porque los médicos le aconsejaron que no lo visitara, no tanto por ella, sino por él, porque eso lo podía alterar. Eduardo lo visitaba todos los fines de semana.

Tal como mencioné anteriormente, había entre ellos una sintonía. Sabían qué es lo que le interesaba al otro y estaban pendientes uno del otro. Ella estaba pendiente de él, de su trabajo, de sus pacientes; y él estaba pendiente de ella, de su estado de salud que siempre fue muy delicado, de que descansara, en definitiva, de cuidarla. 

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