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El economista Ryan Kellogg, experto en transición energética, propone implementar un modelo para afrontar el fin de la época del petróleo

El profesor de la Universidad de Chicago ha impartido un seminario impulsado por el Navarra Center for International Development (NCID) del ICS


FotoManuel Castells
/Ryan Kellogg

26 | 04 | 2024

A finales de siglo, es probable que la demanda mundial de petróleo descienda prácticamente a cero debido a las mejoras en las tecnologías que impulsan las energías limpias, con alternativas como los vehículos eléctricos o de hidrógeno, y a la adopción de políticas climáticas cada vez más estrictas. Así lo ha señalado el economista Ryan Kellogg, profesor de la Harris School of Public Policy de la Universidad de Chicago, que ha impartido un seminario impulsado por el Navarra Center for International Development (NCID) del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra. En su primera visita a Pamplona, este experto en políticas públicas de sostenibilidad ambiental, ha explorado las claves del futuro del crudo y explicado el modelo que defiende para afrontarlo.

Para ello, ha apuntado los dos posibles efectos que pueden producirse cuando el mercado considere, de forma general, que el fin de la época del petróleo se acerca. Por un lado, ha mencionado la bautizada como “paradoja verde” que, teniendo en cuenta que el petróleo es un recurso limitado, provoca que “los productores podrían acelerar la extracción a corto plazo para superar el descenso de la demanda. Esta reacción aumentaría las emisiones de CO2 a corto plazo y podría incluso hacer que el valor actual total de los daños climáticos fuera mayor que si la demanda no hubiera disminuido en absoluto”.

Al contrario, el otro efecto sería “un descenso anticipado de la demanda hace que las empresas reduzcan sus inversiones, disminuyendo así la producción a corto plazo y las emisiones de CO2”. Ante ello, Kellogg ha propuesto un modelo cuya clave es “permitir que ambos efectos se produzcan simultáneamente. Al implementar el modelo se puede cuantificar en diferentes escenarios qué efecto será mayor y cuál será menor”.

Considerando ambos, en su investigación defiende que “si realmente se confía en que los mecanismos de desinversión son más fuertes que la “paradoja verde”, en términos de política está bien. De hecho, es positivo desde la perspectiva de reducción de emisiones, anunciar de antemano que las políticas serán más estrictas porque van a reducir la producción de petróleo actualmente”.

Sobre alternativas como el coche eléctrico o los de hidrógeno, Kellogg ha subrayado que “tanto con los vehículos eléctricos como con los de hidrógeno, que es una tecnología más reciente, hay que tener en cuenta que su limpieza, en términos climáticos, va a depender mucho de las fuentes de generación de electricidad. Cuando alguien conecta un automóvil, ¿funciona con energía realmente limpia (esto es, renovable y libre de emisiones) o con un generador eléctrico de carbón? Y algo similar ocurre con los vehículos de hidrógeno”. En este sentido, ha valorado que “esa situación mejorará con el tiempo, a medida que se limpien las redes. España tiene una red especialmente limpia, sobre todo ahora, que hay mucha energía hidráulica, solar…”. Asimismo, ha indicado que “especialmente los vehículos eléctricos van a ser mucho más limpios en términos de contaminación en las ciudades. Otro problema de los automóviles que funcionan con gasolina o diésel es que producen smog (niebla tóxica) y otros contaminantes locales que son directamente perjudiciales para la salud y los vehículos eléctricos no los tienen”.

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