El catedrático Gustavo Aucar imparte el primer seminario del curso 17-18 del Grupo Ciencia, Razón y Fe (CRYF)
La sesión se centró en ‘Propuestas sobre el lenguaje de la Ciencia y su relación con la Naturaleza’
‘Propuestas sobre el lenguaje de la Ciencia y su relación con la Naturaleza’ fue el tema central del Seminario de septiembre, y el primero del curso 2017-18, organizado por el Grupo Ciencia Razón y Fe (CRYF) de la Universidad de Navarra. Contó con la participación del profesor Gustavo Aucar, catedrático del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional del Nordeste (Argentina) y director del Instituto de Modelado e Innovación Tecnológica, IMIT (CONICET-UNNE) del citado centro.
El profesor Aucar explicó que el desarrollo y las aplicaciones del método científico, desde su propuesta inicial hecha por Galileo Galilei e Isaac Newton a mediados del siglo XVII hasta nuestros días, ha permitido a la humanidad alcanzar un conocimiento de la Naturaleza que sobrepasa ampliamente sus expectativas. Y afirmó que esta realidad llena de asombro a los científicos y genera preguntas que la Ciencia no logra responder completamente o que lo hace solo de manera rudimentaria y desde su propia visión particular: “Sorprende pensar en lo que puede o debe ‘haber detrás’ de lo que aparece con un nivel de certeza cada vez mayor”.
Aucar afirmó que desde su formulación más básica, el método científico ha logrado ofrecernos un conocimiento cada vez más profundo de lo real y, a la vez, parece distanciarse cada vez más de lo que nos es dado como evidente a priori por el sentido común.
En este sentido, la exposición se orientó a remarcar algunas de las características más sobresalientes de la ciencia moderna, en particular de la Física, y a través de ellas qué indicios aparecen sobre las propiedades que la Naturaleza debe necesariamente poseer.
Basado en algunas aportaciones recientes de científicos que exploran la posibilidad de relacionar la ciencia con la filosofía y la teología, y en su experiencia personal, expuso una reflexión sobre la racionalidad de las leyes de la naturaleza, su impronta principal basada en la matemática, la abstracción necesaria para reproducir y entender los fenómenos naturales y el nivel de precisión alcanzado en su descripción y, como consecuencia de todo esto, la necesidad o la altísima probabilidad de que exista una racionalidad que le dé sustento. La que usualmente se conoce como Logos.
Por último detalló una propuesta personal relativa a lo que ocurre cuando uno se acerca (“toca” intelectual o espiritualmente) alguno de los elementos centrales y más profundos de la creación. Lo que se intuye, y su relación con lo que se experimenta, cuando se toma contacto con el misterio que los cristianos denominan como el Dios uno y trino. Las certezas que surgen y que son indicativas de lo verdadero de ese encuentro cercano con lo real, aunque este misterio siga siendo invisible a los sentidos más externos.