“El profesor tiene que lograr que el alumno piense, la herramienta solo acompaña"

“Qué papel debemos desempeñar los docentes y las instituciones en esta revolución tecnológica”. Esta pregunta de Stella Salvatierra, Subdirectora de Formación y Transferencia de DATAI, abrió la jornada sobre “IA y Universidad: ¿Enseñar a pensar a la generación Z?” La cita, organizada por el Instituto Core Curriculum, tuvo como objetivo reflexionar sobre el uso de la inteligencia artificial en las aulas y los desafíos que plantea para la formación universitaria.

Pilar Zambrano, profesora de la Facultad de Derecho, recordó que la misión esencial del profesor no ha cambiado: despertar la curiosidad y acompañar al alumno en la búsqueda de la verdad. En definitiva, “el profesor tiene que lograr que el alumno piense; la herramienta solo acompaña, no decide”. Enseñar a pensar significa ayudar a cuestionar premisas que los estudiantes suelen asumir sin advertirlo, algo que la irrupción de la IA hace todavía más necesario. 

Por su parte, Alejandro Néstor García, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras y miembro de EurekAI, afirmó que la inteligencia artificial puede automatizar parte del conocimiento, pero no la aportación personal del estudiante. Asimismo, defendió el papel de las humanidades como un marco imprescindible para interpretar críticamente la producción automatizada de textos y evitar un uso poco crítico de la IA. García destacó también la dimensión colaborativa del aprendizaje y señaló que “cuando los alumnos discuten entre ellos, se corrigen y avanzan juntos, es cuando realmente aparece el pensamiento propio”, insistiendo en que la creatividad resulta hoy más necesaria que nunca para no limitarse a reproducir lo que la tecnología ya es capaz de hacer.

Exámenes orales de álgebra y metodologías docentes

La jornada sirvió para hablar sobre los desafíos de la docencia. Alexander Vaz, capellán de Tecnun Escuela de Ingeniería, compartió la experiencia de su centro con el flipped learning, un modelo que desplaza la explicación teórica fuera del aula para reservar la sesión presencial al diálogo y la profundidad. En las carreras “más ingenieriles” los estudiantes suelen buscar la inmediatez del dato. Sin embargo, advirtió que lo verdaderamente valioso es la comprensión, no la mera información. “Uno de los temas más importantes que debemos lograr no es el dato, sino entenderlo: interesa valorar si lo que recibo lo comprendo y puedo hacerlo propio”.

Finalmente, se refirió al cambio llevado a cabo en la asignatura de Álgebra cuya evaluación se realiza desde hace un tiempo a través de una prueba oral. Esta fórmula permite observar el proceso de razonamiento del alumno y desarrollar competencias comunicativas. De hecho, han comprobado resultados positivos: “los alumnos obtienen mejores notas, salen más preparados y con mayores competencias técnicas” ya que la evaluación interactiva obliga a entender y explicar el proceso, no solo a dar el resultado.