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Julián Gayarre (Biología 96) trabajó en numerosas empresas relacionadas con el medio ambiente, la investigación e incluso el sector financiero, hasta que en 2006 se atrevió a materializar su sueño y creó Metsola Birding: una oferta de turismo ambiental que triunfa entre los aficionados a la ornitología de Reino Unido, Alemania o EE. UU.

- ¿A qué te dedicabas antes de impulsar Metsola Birding?
He trabajado en varios sectores. Desde los departamentos de medio ambiente de centros tecnológicos y de investigación, hasta sectores relacionados con la alimentación, e incluso financieros.

- ¿Cómo surgió la idea de un alojamiento con el plus de ofrecer el avistamiento de aves?
Esta idea surgió poco a poco. Yo había estudiado Biología con la especialidad en Zoología y Botánica y mi pasión por la naturaleza siempre me empujaba a comprar libros sobre esta temática. Como la fotografía de naturaleza era también una de mis grandes aficiones -junto con viajar-, conocí lugares como Alaska, Kenia, Tanzania, Chile, Argentina, Antártida, Ártico, Finlandia.... En esos viajes me di cuenta de que este tipo de “turismo”, que combina viajes con naturaleza, estaba mucho más desarrollado en otros lugares. Así que como conocedor de la biodiversidad española pensé que era una oportunidad para poner en marcha un proyectos que combinara mis dos pasiones, y en 2006 constituí Metsola Birding.

- ¿Cómo está funcionando vuestra iniciativa y cómo es el perfil de vuestro cliente?
Los principios no suelen resultar fáciles. Había que convencer a grupos de viajeros de otras culturas para que confiaran en nuestra capacidad de ofrecerles una experiencia inolvidable. Me sumé a la mayor feria del mundo de Birding, la British BirdFair, que se celebra cada tercer fin de semana de agosto en Rutland. Iba como visitante pero también para hacer contactos, y ya en los últimos años asistía con mi propio stand e impartía alguna conferencia. También organizaba un Fam Trip (una invistación a tour operadores) donde vivían en primera persona nuestra experiencia en Birding. Esta estrategia se traducía en la visita de numerosos grupos de turistas interesados en este campo.

En la mayor parte de los casos eran turistas británicos. También, pero en menor número, alemanes y estadounidenses. Con gente más o menos especializada en este ámbito, hasta personas que dedican su vida a completar el mayor número de especies de aves avistadas.

- ¿De qué modo consideras que esta iniciativa combina tu faceta de biólogo con la de emprendedor?
Para mí, este proyecto me ha permitido dar a conocer fuera de España unos valores naturales a los que no sabemos da el valor que realmente tienen. Cuando te visitan turistas de países donde apenas existen unas pocas áreas protegidas o numerosas especies están en peligro, te das cuenta de ello.

Por otro lado, la faceta emprendedora me ha reportado mucha satisfacción. También por acercar a mi entorno –de valles y pueblos pequeños- a grupos de turistas que generan ingresos y que ponen en valor la riqueza natural que hemos heredado de nuestros predecesores.

- ¿Qué tiene de particular Isaba (un pueblo del valle de Roncal, en Navarra), para el tipo de "propuesta turística" ambiental que ofreces?
Isaba está ubicado en un lugar estratégico. Desde allí no es necesario recorrer grandes distancias para llegar a distintos ecosistemas donde avistar distintas especies. Además, el Pirineo Occidental no está muy lejos de aeropuertos como Bilbao (con una amplia frecuencia de vuelos al Reino Unido). Por otra parte, en invierno tenemos una alta asistencia de turistas que buscan la nieve, en verano la ocupación es casi total para buscar el frescor de la montaña, y en otoño estamos muy cerca de la Selva de Irati.

Realmente, hay un gran desconocimiento –en particular a nivel local- sobre el valor del natural del Pirineo navarro, aunque ha habido campañas gubernamentales para intentar mejorarlo. De hecho, es una pena que todavía no se haya creado el Parque Natural del Pirineo de Navarra.