Los conflictos de intereses económicos pueden sesgar los análisis científicos en la asociación entre bebidas azucaradas y obesidad
Un estudio de la Universidad publicado en Plos Medicine y apoyado en revisiones sistemáticas alerta de posibles errores en la evidencia científica disponible
FOTO: Manuel Castells
Los conflictos de intereses económicos pueden sesgar las conclusiones sistemáticas que evalúan la relación entre el consumo de refrescos y la ganancia de peso u obesidad, según un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Navarra en PLOS Medicine. Maira Bes-Rastrollo, de Medicina Preventiva y Salud Pública, primera autora del trabajo liderado por Miguel Ángel Martínez-González declara que es cinco veces más probable que las revisiones sistemáticas donde sus autores reconocen la existencia de un potencial conflicto de interés económico determinen que la relación entre el consumo de refrescos y la ganancia de peso sea inconcluyente, en comparación con aquellas que carecen de conflicto de interés.
Las revisiones sistemáticas identifican, analizan y resumen todos los estudios de investigación disponibles sobre un tema. Usan metodología estandarizada para ser exhaustivas y reducir posibles sesgos, y son usadas a menudo para el diseño de políticas de salud como la mejor evidencia disponible. Para su estudio, que usó a su vez los métodos de la revisión sistemática, los investigadores identificaron 17 revisiones sistemáticas publicadas que habían evaluado la asociación entre el consumo de refrescos y la ganancia de peso u obesidad. En seis de ellas, los autores declararon estar afiliados o recibir financiación procedente de la industria alimentaria o de bebidas.
Resultados contradictorios
Los investigadores encontraron que, mientras el 83,3% de las revisiones sistemáticas "limpias" (sin conflicto de interés) concluían que el consumo de refrescos era un potencial riesgo para la ganancia de peso, el 83% de las revisiones en la que los autores admitían enlaces con la industria determinaban que la evidencia científica era insuficiente para apoyar una asociación positiva entre el consumo de refrescos y la ganancia de peso. "Estos hallazgos, subraya Bes-Rastrollo, aumentan la preocupación sobre la exactitud de los resultados procedentes de la investigación financiada por la industria alimentaria o de bebidas, si bien es cierto que este estudio no puede evaluar qué interpretación disponible es correcta. De todas formas, esta preocupación se apoya en ensayos aleatorizados y controlados tanto en niños como en adultos, en los que se observa una asociación de riesgo entre el consumo de refrescos y la ganancia de peso".
Los investigadores de la Universidad de Navarra señalan que "para los autores que declaran no tener conflictos de interés, las revisiones sistemáticas financiadas por la industria de bebidas o del azúcar normalmente manifiestan una falta de asociación entre el consumo de refrescos y la obesidad, llevando a resultados contradictorios al compararlos con los estudios originales incluidos en la revisión sistemática". Y continúan: "Nuestros hallazgos sirven para llamar la atención de posibles errores presentes en la evidencia científica procedente de la investigación financiada por la industria alimentaria".
En este estudio también ha colaborado el Instituto Alemán de Nutrición Humana