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Proyectos navarros sin fronteras

La arquitecta Sofía Arraiza diseñó en su trabajo de fin de carrera en la Universidad un centro para discapacitados en la India

06/04/01 19:27

La casa de Polgen y Rufina no tiene ventanas. Las paredes son de bambú; el tejado, de hojas de plátano. Elevada un metro sobre el suelo, para evitar las lluvias monzónicas, dispone de una sola estancia que, desde que perdieron la vista, ellos reconocen con sus manos.

Polgen y Rufina pronto estrenarán una nueva vivienda que, hasta hace un año, sólo se levantaba sobre el cuaderno de viaje de Sofía Arraiza. Era su trabajo de fin de carrera en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Ahora se levanta también sobre una de las poblaciones de Meghalaya o "cumbre de las nubes", el más montañoso de los siete Estados Hermanos de la India.

Poco a poco, los planos de esta navarra han tomado forma y ya se han construido parte de los treinta hogares para adultos ciegos previstos en un proyecto apoyado por las Misioneras de Cristo Jesús.

En esta plantación de té de la región de Tura se les enseñará un oficio que les permita mayor autonomía dentro de la tribu. "Y eso supone un logro en una sociedad todavía primitiva, con escasos medios", comenta Sofía.

Al otro lado de la cordillera del Himalaya, la distancia cultural en los Estados Indios del Norte resulta incluso mayor que la geográfica. "No se rigen por el sistema de castas, ni su religión es hinduista, sino animista. Son las tribus más marginadas dentro de la India. Allí apenas se acercan profesionales de ningún tipo; mucho menos, médicos". Sofía ha experimentado las consecuencias de este aislamiento. En algunas de sus visitas en jeep a tribus alejadas se encontró con que todos los miembros habían enfermado por epidemia. "Luego están los casos de ceguera, muy extendidos debido a una alimentación insuficiente y una aplicación de la medicina tradicional a veces equivocada". Aunque se han levantado 'campos de ojos' para recuperar la vista de los pacientes, Sofía cuenta que muchos no tienen cura, "por eso es necesario crear hogares en los que aprendan a valerse por sí mismos".

La estética que se palpa

Tres meses pasan rápido. Y más en la India, "donde el tiempo se mide por historias vividas", asegura Sofía. Con la carpeta llena de nombres y rostros para 'habitar' en sus bocetos, al regresar a Pamplona decidió, "por coherencia y compromiso", cambiar el tema de su proyecto de fin de carrera en la Universidad de Navarra.

Así empezó el diseño de un centro de formación y residencia para discapacitados en Tura. "Necesitaba una vivienda práctica, resistente a los monzones y terremotos, que al mismo tiempo aprovechara los materiales de la zona. También quería que respetara el contacto con la naturaleza y los valores de comunidad de la tribu".

Tuvo que investigar a fondo y hablar mucho con ellos para no imponerles su estilo. Al final, las ideas fueron surgiendo. Primero, una cubierta inclinada que vertiese el agua de la lluvia sobre depósitos elevados, bajo los que situar la zona de instalaciones. Después, paneles solares capaces de producir agua caliente sanitaria y generar energía eléctrica. Las zonas de estancia las diseñó en dirección perpendicular al viento, con particiones de bambú para favorecer las corrientes de aire.

Todos los detalles estaban pensados: desde rincones para el silencio hasta espacios abiertos al exterior. "Tenía claro que debía crear patios con distintos grados de privacidad. En la Escuela de Arquitectura insisten mucho en la estética y quería que se percibiera a través de la textura de los pavimentos que conducen de una estancia a otra". El resultado, un proyecto ecológico, pero sobre todo, solidario.

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