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Vicente Rodríguez Casado y la expansión del Opus Dei en Perú

Manuel de la Puente relata el rol del historiador Rodríguez Casado en el proceso de expansión de la Obra en Perú. Para ello explica los vínculos y amistades que mantuvo con académicos peruanos de la Universidad Católica y del Instituto Riva-Agüero, que resultaron esenciales para que llegara el Opus Dei al país en 1953.

04 | 05 | 2023

Este año se celebran 70 años de la llegada del Opus Dei a Perú, y con motivo de este aniversario, el Centro de Estudios Josemaría Escrivá entrevistó al abogado y sacerdote Manuel de la Puente, cuyas recientes investigaciones destacan el papel del historiador Vicente Rodríguez Casado en el proceso de expansión de la Obra en ese país.

Su interés por el estudio de la figura de Rodríguez Casado le ha permitido reconstruir los vínculos y amistades que éste entabló con un grupo de colegas académicos peruanos. Según de la Puente esas relaciones, que comenzaron en la década de 1940 en Madrid y Sevilla, y se mantuvieron hasta el final de su vida en 1990, fueron «un capítulo importante en los preparativos para el comienzo de la labor estable del Opus Dei en Perú». 

Desde 1948 Josemaría Escrivá tenía interés en que el Opus Dei iniciara sus apostolados en el continente americano. Ese año envió una misión exploratoria a cargo de Pedro Casciaro para determinar cuáles eran los países en los que podrían comenzar. Durante su recorrido por distintas ciudades Casciaro y sus dos acompañantes pasaron unos días por Lima, donde se contactaron con el Cardenal Guevara, Arzobispo de Lima, y con algunos profesores de la Universidad Católica y de la Universidad de San Marcos.  Sin embargo, como resultado de ese viaje exploratorio Escrivá decidió enviar a algunos de los miembros del Opus Dei a Estados Unidos y México; y un año más tarde a Argentina, Chile y Colombia. 

Manuel de la Puente afirma que «entre la lista de esos países de América en los que se comenzaba a atender una labor estable no estaba incluido, en ese momento, el Perú. Las razones pueden ser diversas, pero hay algo que concuerda: en esos países los obispos habían manifestado a Josemaría Escrivá el deseo de que fuera la Obra. En cambio, en Perú aún no se había realizado ningún pedido». 

Historiador y promotor de iniciativas académicas

Vicente Rodríguez Casado nació en Ceuta, en 1918. Pocos meses después su familia se trasladó a Madrid debido a motivos profesionales de su padre. Allí pasó su infancia y, más tarde, estudió el bachillerato en el colegio El Pilar. En el curso 1934-1935 se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Central (actualmente Complutense) y en una academia de Derecho. 

Durante su primer año como estudiante universitario Rodríguez Casado conoció al fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá, en la Academia-Residencia DYA, ubicada en la calle Ferraz 50. Allí se daba formación cultural y espiritual jóvenes universitario. A comienzos de 1936 solicitó la admisión como numerario, pero el desenlace de la Guerra Civil española hizo que los siguientes años fueran de gran incertidumbre para Vicente Rodríguez Casado. 

Por razones políticas debió refugiarse, junto a su padre, en la Legación de Noruega. Allí permaneció casi dos años, en los que para mantenerse ocupado estudió y aprendió idiomas que más tarde le fueron muy útiles. Durante ese tiempo intercambió correspondencia con otros miembros de la Obra e Isidoro Zorzano, quien gracias a su ciudadanía argentina contó con cierta libertad de movimiento durante la contienda, se encargó de visitarlo regularmente. 

En julio de 1938 Rodríguez Casado abandonó la legación y se alistó con una identidad falsa al ejército republicano. Esa misma operación realizaron Álvaro del Portillo y Eduardo Alastrué con el objetivo de cruzar el frente de guerra y pasar a la otra zona. Esta práctica era relativamente común en los dos bandos y los motivos eran de variada índole. Tras varios intentos y un viaje lleno de peligros los tres lograron cruzar al lado nacionalista y, poco después, reunirse con el fundador del Opus Dei y otros miembros. 

Tras el fin de la contienda civil Rodríguez Casado dio grandes saltos en su carrera profesional. Por entonces el nuevo gobierno quería crear una nueva universidad que borrara los efectos de la educación republicana y formará elites de una nueva intelectualidad católica. En los años siguientes Rodríguez Casado trabajó en su tesis doctoral bajo la dirección de Antonio Ballestero Beretta, quien era director del Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo del CSIC y de la Revista de Indias. En 1942 obtuvo una cátedra de historia Moderna y Contemporánea en la Universidad de Sevilla. Su labor académica en esa universidad –explica de la Puente– le permitió generar «lo que sus biógrafos han llamado las iniciativas americanistas. De hecho, se convirtió en un promotor de iniciativas académicas y en un investigador sobre temas que lo vincularon con otros historiadores peruanos».

Manuel de la Puente, sacerdote y abogado. 

 La llegada del Opus Dei a Perú

De la Puente entiende que a diferencia de lo que había sucedido en otros países americanos en los que las autoridades eclesiásticas solicitaban ayuda al fundador del Opus Dei para sus diócesis, en Perú «no estuvo involucrada la jerarquía de modo directo en esas gestiones iniciales y la iniciativa partió de un grupo de laicos». Estos eran un puñado de profesores de la Universidad Católica e investigadores del Instituto Riva-Agüero que, desde 1948, movidos por la preocupación de que la juventud peruana accediera a una formación cristiana, habían constituído, en Lima, un patronato para promover una residencia de estudiantes.

Los promotores de la iniciativa eran José Agustín de la Puente, quien aportó el capital, Enrique Torres Llosa, Víctor Andrés Belaunde y Felipe MacGregor. Manuel de la Puente afirma que «su intención era replicar los colegios mayores que habían conocido en sus viajes a España, los cuales eran de inspiración católica y estilo confesional».  

Sin embargo, señala Manuel de la Puente, «ese proyecto no logró salir adelante; y tras el contacto que tuvo José Agustín de la Puente y los demás profesores con Vicente Rodríguez Casado, decidieron disolver el patronato y entregarle al Opus Dei el patrimonio que tenían para que abrieran una residencia en Perú, ya no de tipo confesional sino al estilo de las labores apostólicas de la Obra».

Rodríguez Casado transmitió la inquietud a Josemaría Escrivá, en Roma. Este le aconsejó antes de firmar ningún compromiso «hablar con el cardenal de Lima y hacer las cosas de acuerdo con él». 

En noviembre de 1952, Vicente Rodríguez Casado viajó a Lima invitado por la Universidad de San Marcos para dar unas conferencias. Aprovechando su viaje se reunió con Enrique Torres Llosa y José Agustín de la Puente para concretar los ofrecimientos que habían hecho y ayudar a la llegada de la Obra al Perú. 

Antes de firmar el convenio y siguiendo el consejo del fundador, José Agustín de la Puente contactó a su amigo Rodríguez Casado con el cardenal de Lima quien manifestó su aprobación. De esta manera el Opus Dei contó con dos aspectos importantes para los inicios en el nuevo país: un grupo de profesores dispuestos a colaborar y el beneplácito del cardenal. Posteriormente, José Agustín de la Puente y Enrique Torres Llosa firmaron ante notario público un convenio por el que le entregaban el capital del patronato al Opus Dei, representado por Rodríguez Casado. La mayor parte de ese capital consistía en un terreno que debía venderse, y con ese dinero se esperaba poder adquirir una casa para instalar una residencia.

Finalmente, en julio de 1953 aterrizaron en el aeropuerto de Lima el sacerdote Manuel Botas y Vicente Rodríguez Casado. Allí los esperaban Agustín de la Puente junto a otros jóvenes intelectuales entre los que estaban Armando Zubizarreta, Luis Jaime Cisneros y Armando Nieto. Su arribo marcaba el inicio del Opus Dei en Perú. Un mes y medio más tarde Vicente Rodríguez Casado regresó a Sevilla para continuar con sus trabajos en la universidad. No regresó a Perú hasta 1974 cuando comenzó a colaborar como profesor visitante en la Universidad de Piura.

De esta manera, la participación de Rodríguez Casado tuvo una importancia crucial en el inicio del Opus Dei en el Perú. De la Puente subraya que lo particular e interesante del caso peruano fue que «la llegada del Opus Dei se produjo a partir de una coincidencia. Por un lado, existía el anhelo de Vicente Rodríguez Casado de extender la Obra allí donde él estaba y, por otro lado, estaban las inquietudes de los jóvenes profesores de la Universidad Católica por contribuir de alguna manera en la educación cristiana de la juventud». Rodríguez Casado logró materializar estas ideas gracias a su habilidad para relacionarse con las personas, su prestigio en su ámbito profesional y su visión cristiana de la vida. 

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