Paula Cristóbal, del grado en Magisterio en Educación Infantil,  y Enrique Miranda, del grado en Pedagogía y Magisterio en Educación Primaria, experimentaron de primera mano qué es ser docente de Ciencias, gracias a la V edición del campamento organizado por el Museo de Ciencias de la Universidad de Navarra.  

Estos campamentos iban dirigidos a niños de Educación Infantil, y tenían como objetivo que los niños aprendieran y disfrutaran de la ciencia. En esta entrevista, los alumni de la Facultad de Educación y Psicología nos cuentan su experiencia.

¿Cómo conocisteis el campamento y qué os motivó a participar en él?

Paula Cristóbal (PC): A mediados del curso anterior, la directora de Desarrollo de la Facultad, Marie- Anne Reynell, me habló sobre estos campamentos y me llamaron mucho la atención. Lo que más me motivó fue conocer que habían incluido grupos de Excursión Infantil. Al estudiar Magisterio en Educación Infantil, me parece que es importante transmitir el gusto por la ciencia desde que son pequeños.

Enrique Miranda (EM): Conocí este campamento gracias a dos amigos míos que me pusieron en contacto con Marta Revuelta, del Museo de Ciencias.

¿Cuál fue vuestro cometido?

PC: Desde el primer día, cada monitor estaba al cargo de un grupo de 5-6 niños, con los que se realizaban las actividades planteadas por el Museo en pequeños grupos. Para ello, teníamos que encargarnos de llevar a los niños de un lugar a otro del campus, explicarles las actividades, participar con ellos. Además, durante el día, los monitores íbamos trabajando en equipo para ver cómo se repartían las tareas, cómo preparábamos y explicábamos la actividad…

EM: Realmente todos teníamos un objetivo común como monitores, nos repartíamos las tareas y las actividades conforme veíamos qué convenía. Había días en los que algunos tenían unas tareas y los días siguientes eran otros, en ese sentido el funcionamiento era bastante orgánico.

¿Qué habéis  aprendido de esta experiencia y qué os lleváis de ella?

PC: A lo largo de la carrera había escuchado que los niños tenían interés por la ciencia, pero no ha sido hasta este momento cuando me he dado cuenta de ello. Los niños están dispuestos a aprender todo en todo momento, no se puede bajar la guardia. Hacen miles de preguntas con las que luego reflexionan y realizan conclusiones. Por lo tanto, hay que estar ahí para ayudarles a elaborar buenas reflexiones.

EM: Gracias a estos campamentos he podido desarrollar capacidades docentes claras, creo que la más notable de ella ha sido a gestionar a los niños en momentos concretos, con disciplina y mediante diferentes juegos o dinámicas. También he aprendido sobre el delicado equilibrio que existe entre cercanía y autoridad en la relación docente - alumno.

¿Cómo creeis que os ha ayudado vuestra formación?¿Qué habéis aprendido durante la carrera que os haya ayudado especialmente en estos días?

PC: Todo me ha ayudado a mi formación. Desde el tú a tú con los niños hasta las explicaciones que realizaba sobre una mariposa o una mariquita.

El aprendizaje de la carrera que más me ha ayudado ha sido permitir experimentar. Al principio, tenía un poco de miedo porque los niños exploraban todo  y cogían bichos de todos lados, pero cuando venían a enseñarme y explicarme cosas que veían me daba cuenta de que la mejor forma para aprender sobre insectos es viendo insectos.

EM: En lo que respecta a mi formación, creo que la mayor ganancia ha sido el añadir una experiencia con niños más, además, el ambiente de campamento es un ambiente bastante movido y lleva a los monitores a situaciones complicadas y límite en multitud de momentos, así que la gestión de estos factores ha sido vital y una importante ganancia en mi formación docente.