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14 alumnas y 3 profesoras de Navarra realizan prácticas de Enfermería Geriátrica en Portugal

01/09/00 16:54

Les sorprendió que los ancianos quedasen satisfechos, simplemente, cuando les realizaban los cuidados básicos (higiene, nutrición...) o escuchaban las cosas que a ellos les preocupaban y que querían compartir con ellas. Ésta es la opinión general del grupo formado por catorce alumnas y tres profesoras de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Navarra que, durante quince días, realizaron sus prácticas en dos geriátricos de Valpaços, una ciudad de 15.000 habitantes del norte de Portugal, en el límite con Galicia.

Tamar Ochoa una de las alumnas, cuenta que allí los centros se llaman "lares". En uno de ellos, los ancianos estaban "encamados". Su compañera Laura Armendáriz explica que algunos residentes, por su condición física, pasan muchas horas en la cama sin poder levantarse: "Cuando llegamos nosotras, mediante ejercicios de rehabilitación pasivos, higiene y cuidado, comenzamos a levantarlos a las sillas de ruedas, para que pudieran salir al patio o al salón. Se emocionaban cuando volvían a ver a los otros residentes del geriátrico"

Como comenta la profesora Mª Pilar Encabo, "había personas que pensábamos que no veían ni hablaban, y al cabo de unos días de estar allí animándoles, descubrimos que comenzaban a comunicarse con nosotras, lo que nos hizo comprender la importancia de la estimulación en los ancianos". El problema, según Ana Canga, otra de las profesoras, es que los profesionales de allí carecen de una formación adecuada "Son personas que no han recibido los conocimientos oportunos, desconocen la importancia de la estimulación para mejorar la comunicación, y aunque nos parezca muy simple, por desconocimiento no lo llevan a la práctica".

Cinco años positivos

"Pero la evolución de cinco años a esta parte -continúa Ana Canga-, cuando se celebró el campo de trabajo por primera vez, es bastante positiva. La situación ha cambiado considerablemente. En los cuidados básicos se ha avanzado mucho. La institución responsable de los geriátricos lo que más aprecia es el ejemplo que dan nuestras alumnas a los que allí trabajan, y la ayuda profesional que les pueden aportar para mejorar en su trabajo diario. Además los cuidadores de los centros geriátricos son muy receptivos. Si no se mejora más rápido es por la escasa formación y por la falta de personal".

La jornada en Valpaços era intensa: "Empezábamos sobre las siete y media de la mañana, íbamos a los lares, realizábamos la higiene y les dábamos el desayuno. Luego les animábamos: salíamos al parque, cantábamos... Hasta la hora de la comida. Por las tardes trabajábamos sobre distintos aspectos de la geriatría en grupos", añade la alumna Noemí Jiménez. A ella le sorprendieron las úlceras de los ancianos debido a las muchas horas de cama: "Cuando en clase estudiábamos las úlceras, no me podía ni imaginar que podía ser así, que al estar tanto tiempo en una cama pudieran salir esas úlceras tan impresionantes".

"Cuando piensas en las cualidades de una buena enfermera -agrega Laura Armendáriz- crees que lo fundamental es el dominio de técnicas avanzadas. Estando allí te das cuenta de que no siempre es así, la importancia de llevar a cabo los cuidados más básicos, la capacidad de escucha o la alegría han sido las cualidades que más han valorado estas personas. Hemos recibido mucho más de lo que hemos dado"

Y es que, como añade Ihintza Gómez, "simplemente cogerles la mano y escucharles era todo para ellos. Muchas veces, con la barrera del idioma no les entendíamos ni la mitad de lo que decían, pero era el gesto de escucharles lo que ellos agradecían y valoraban".

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