“La ayuda que he recibido no sólo me sirve a mí sino a toda la Iglesia de Papúa”
Yanuarius Dou tiene 38 años, es de Papúa (Indonesia) y asegura que después de cursar la Licenciatura de Teología vuelve a su país con “nueva luz”
Cuando se planteó la vocación sacerdotal y pidió ayuda a su madre sobre el camino que debía seguir, la respuesta fue clara: “No está en mi mano ayudarte, yo sólo soy instrumento. Pregúntale a Dios y en su respuesta encontrarás la solución”.
Corría el año 2006 y estaba terminando su formación en el Seminario Mayor Nueva Jerusalén de la diócesis de Jayapura (Papúa-Indonesia). En octubre de ese mismo año falleció su madre y, cinco años después, el 13 de febrero de 2011, se ordenó sacerdote.
En ese tiempo, entre 2006 y 2011, maduró y rezó por su vocación. Se formó en Teología Pastoral en la Facultad de Teología y Filosofía de Fajar Timur de Papúa, siempre siguiendo su máxima de la cruz de Cristo: “En tus manos señor encomiendo mi espíritu”.
En su reflexión le vino a la memoria todo lo que vivió entre los seis y los doce años: padeció una larga enfermedad en la piel. “En Papúa no hay sanidad como aquí. Muchas personas mueren por este motivo”. A los doce años, de la misma forma que apareció la enfermedad, desapareció. “El Señor me ha salvado”, relata. En su propia familia lo ha vivido: cuando él tenía sólo seis años falleció su padre y de los diez hermanos que tenía, hoy tan sólo viven cinco. Su experiencia le fue marcando el camino.
Siendo ya sacerdote, en julio de 2015, el obispo de su diócesis le envió a estudiar la Licenciatura de Teología a la Universidad de Navarra. Llegó a España tan sólo sabiendo hablar su lengua materna, el indonesio, y chapurreando un poco de inglés. Hoy es capaz de mantener una conversación en castellano y de leer sin dificultad. “Estoy muy contento”, asegura.
En junio concluirá sus estudios. Es consciente de que todo lo que ha aprendido durante los dos últimos años le ofrece una nueva perspectiva: “La formación que he recibido aquí es un tesoro para mi labor pastoral en los distintos pueblos de mi país. Me vuelvo a Papúa con nueva luz”.
Está muy agradecido por todo el apoyo que le han brindado los benefactores, compañeros, profesores y personas de su colegio mayor: “La ayuda que he recibido no solo me sirve a mí sino a toda la Iglesia de Papúa”.