La identidad es un concepto complejo, abordado desde disciplinas variadas: psicología, pedagogía, antropología, entre otras. En cualquier caso, a pesar de las dificultades para definirla, la identidad siempre hace referencia a la construcción de una narrativa acerca de la propia vida. Supone, en parte, responder a esta gran pregunta que todos en algún momento de la vida, nos hemos hecho: ¿quién soy? La búsqueda de una respuesta a este interrogante nos lleva a plantearnos otras muchas cuestiones: ¿cómo me ven los demás? ¿Qué me gusta de mí mismo? ¿Qué no me gusta? ¿Cómo es mi familia? ¿Por qué soy de este modo, y no de otro…? En definitiva, ¿cuál es mi historia? En el caso de las personas con discapacidad intelectual, este proceso de descubrimiento de uno mismo es especialmente complejo, dadas las dificultades en varios procesos cognitivos y psicológicos implicados. Además, en el relato social acerca de las personas con discapacidad sigue siendo frecuente el estigma, los prejuicios, la mirada centrada en el déficit y el desconocimiento. Así pues, esta población encuentra múltiples barreras para construir de un modo positivo su identidad desde la infancia, incluyendo en la visión de sí mismas sus limitaciones pero también sus fortalezas.