Frontal y credencia

El conjunto de frontal y credencia de San Fermín constituyen el único ejemplo de época barroca de esta tipología en Navarra, habiendo desaparecido durante las diferentes contiendas y avatares del siglo XIX piezas similares existentes en otros templos navarros. El frontal era usado para cubrir de manera ornamental el frente de la mesa de altar, mientras que la credencia tenía el mismo fin pero en la consola o pequeño altar donde se disponían las alhajas del Santo.

El frontal, panel de formato rectangular, se articula mediante un cuerpo central enmarcado por una banda, separados por un cordón sogueada. Recubre el cuerpo central una abigarrada decoración de roleos vegetales, capullos florales y ángeles con los atributos episcopales, la mitra y el báculo, de factura carnosa y fina ejecución, que enmarcan en el centro un medallón oval, sustentado por sendas sirenas y rematado por un cesto de flores entre cornucopias. Inscrito en el medallón se representa el relieve de San Fermín en gloria ascendiendo al cielo. Esta imagen es muy similar al dibujo de una aguabenditera realizado por José de Yabar, hijo de este artífice como examen para acceder al grado de maestro platero en 1728. En los laterales, en la banda exterior, sendos medallones ovalados con las representaciones del Mérito y del Premio, al modo de Virtudes, símbolos del martirio del Santo y su recompensa. Completando la decoración de esta cenefa se sitúan las armas heráldicas de Pamplona, el escudo con león pasante timbrado por corona real y orlado de cadenas, y el emblema de las cinco llagas, adoptado por el regimiento pamplonés en 1599. La credencia sigue el mismo modelo, en menores dimensiones, y con ligeras variantes, como el repertorio de motivos vegetales o el no utilizar la plata sobredorada, así como una menor carnosidad en los elementos vegetales y una factura menos suelta.

La primera de estas obras fue encargada por el regimiento pamplonés al platero Hernando de Yabar hacía 1724-1725. Posteriormente el Ayuntamiento decidió la ejecución de otros dos frontales y una credencia, poniendo como condición que debía seguir el modelo de la pieza realizada por Yabar. Los primeros fueron encargados en 1729 a Antonio Ripando, mientras que la segunda fue entregada por Juan Antonio Hernández en 1733.

Sin embargo, debido a los avatares del tiempo de las cuatro obras encargadas por el Ayuntamiento para la capilla del Santo, sólo han llegado hasta nuestros días dos de ellas, un frontal y la credencia. Probablemente, como indica la Dra. Orbe Sivatte, la remodelación de la capilla de San Fermín a principios del siglo XIX, que supuso la supresión de los retablos laterales, hizo que los dos frontales que en ellos se colocaban cayesen en desuso y fueran desechados por la obrería dela capilla. En el caso del frontal, el hecho de que todos obedeciesen al diseño realizado por Hernando de Yabar, y a que cronológicamente son muy cercanos en el tiempo, impide atribuir el mismo a uno de los dos plateros que los habían realizado, siendo posible pensar que la pieza conservada es la primera que se realizó, obra de Hernando Yabar, que sirvió de modelo a las otras dos. Mientras que conocemos la autoría de la credencia gracias a las marcas que presenta estampadas en sus superficie, la de localidad, la doble PP coronada correspondiente a Pamplona, y la de autor, una venera, punzón del platero Juan Antonio Hernández, autoría refrendada por la documentación.