Plazas mayores en Navarra
Tudela
Como muchas plazas mayores del ámbito hispano, la plaza Nueva o de los Fueros tuvo su origen en la fiesta taurina. La prohibición de correr los toros en 1617 en la plaza de Santa María, al pie de la colegial, por ser lugar sagrado, y la construcción de la nueva torre del templo en 1684, invadiendo con ello una parte de la mencionada plaza, propició que el Regimiento de la ciudad planteara la construcción de un nuevo espacio para la fiesta taurina y otros usos civiles. Se eligió para ello un lugar fuera de la muralla, junto a la puerta de Albazares, llamado a convertirse en punto de expansión de la ciudad moderna, nexo de unión entre la ciudad vieja y la nueva, y principal espacio social, cívico y festivo de la ciudad.
El proyecto, que se ejecutó entre 1687 y 1691, no estuvo exento de dificultades, pues requirió cubrir el cauce del río Queiles sobre el que se asentó la plaza. Tras un intento fallido evidenciado por una avenida de agua, José Ezquerra desarrolló aquella tarea, que permitió a Domingo Ucazcal levantar la única plaza mayor regular y cerrada de Navarra que fue inaugurada en las fiestas de Santa Ana de 1691, con una relevante corrida de toros celebrada el 30 de julio.
Siguiendo el modelo desarrollado desde la época de los Austrias en el urbanismo hispano, la plaza presenta un trazado cuadrangular de fachadas enfoscadas uniformes, formadas por planta baja con soportales adintelados -hoy cerrados- y tres alturas en las que se suceden rítmicamente numerosos balcones, con voladizos corridos en la primera y segunda planta, e individuales en la tercera, cuya finalidad no era otra sino servir de palcos para los espectáculos. Entre los balcones se suceden los escudos de armas de los municipios de la merindad y de algunas familias nobiliarias, así como escenas taurinas goyescas, en su mayoría incorporadas entre 1966 y 1971. En el lado sur de la plaza se integró la fachada del Hospital de Gracia, si bien el alzado de este lado fue modificado en 1940 incorporando amplios arcos en la planta baja. En el lado norte se abren varias calles que comunican con la ciudad, papel que también desempeñan varios arcos en la cara de poniente. Preside la plaza en la crujía oeste la Casa del Reloj o Casa de la Ciudad, en origen balcón de toros de autoridades, que sobresale por su volumen y altura. En ella destacan la planta baja de piedra, las labras heráldicas de Tudela, la galería de arquillos del último piso, la decoración pictórica neoclásica de 1859, así como el remate con el reloj incorporado en 1885. Centra la plaza un quiosco instalado en 1921, que propiciaría poco después el popular baile de “La Revoltosa”.
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