Plazas mayores en Navarra
Pamplona
Ubicada al sur del casco histórico de la ciudad, la actual plaza del Castillo se fue configurando a lo largo de los siglos. Tierra de nadie entre los tres núcleos medievales durante largo tiempo (Navarrería, burgo de San Cernin y Población de San Nicolás), se convirtió en plaza de armas del castillo que Luis el Hutín ordenó construir en 1308. Ya por entonces consta la celebración de justas, torneos, y divertimentos populares, así como corridas de toros, la primera documentada en 1385.
Tras la conquista de Navarra y su incorporación a la corona castellana, Fernando el Católico eligió el extremo sur de aquel espacio para erigir una nueva fortaleza, construcción defensiva de corta vida, sobre cuyo solar se situaron las carmelitas descalzas en 1597, cerrando así el flanco sur de aquel erial.
Andando el tiempo, fue la fiesta de los toros la espoleta para la formación definitiva de la plaza, pues en 1612 el Regimiento decidió levantar en el lado oeste la Casa del toril y mediado el siglo puso en venta algunos solares de la plaza, de modo que durante la segunda mitad del siglo XVII y, sobre todo, en el siglo XVIII se fueron edificando diversas casas particulares, quedando definitivamente configurada con un aspecto barroco como un espacio comercial, social y festivo. En ella fabricaron sus residencias relevantes familias como los Sarasa, los Vidarte, los Goyeneche, los Íñiguez de Beortegui o los Loperena. A finales del siglo XVIII se colocó en el centro la fuente de la Beneficencia, de Luis Paret.
La plaza no obedeció a un plan previo, de donde deriva su planta ligeramente trapezoidal y sus fachadas de diseños diversos, rompiendo así la uniformidad de las plazas mayores regulares. Pero compartió con ellas su función, su carácter porticado y la abundancia de balcones, que actuaban como tribunas para los espectáculos, completándose con gradas sobre la arena.
Durante el siglo XIX la plaza sufrió transformaciones importantes. Algunos edificios fueron sustituidos, otros renovados e incluso recrecidos, introduciendo además casinos, cafés y hoteles para dar servicio a los nuevos usos sociales. Urbanísticamente el gran cambio se desarrolló en el flanco sur. Sobre el solar de las carmelitas que abandonaron su convento con la desamortización, entre 1840 y 1851 se levantó un largo frontispicio neoclásico que acogía el Teatro principal en el centro, flanqueado por el Crédito navarro a un lado y la Diputación al otro, donde intervinieron los arquitectos Manuel Ugartemendía y José Nagusia. Con el desarrollo del II Ensanche, en 1931 se derribó el teatro, para abrir la actual avenida de Carlos III, que conectó la plaza y el casco histórico con la nueva ciudad. Poco después, en 1943, se ubicó en el centro el quiosco de música.
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