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Las paradojas de la criptoeconomía: una lección más de la caída del SVB

20 de abril de 2023

Publicado en

Expansión

Eduardo Valpuesta Gastaminza |

Catedrático de Derecho Mercantil y director del Máster de Derecho Digital de la Universidad de Navarra

La primera frase del documento en el cual el famoso (y desconocido) Satoshi Nakamoto lanzó su proyecto para crear la criptomoneda y la red de pagos de bitcoin fue: “El comercio en Internet ha llegado a depender casi exclusivamente de las instituciones financieras como terceros de confianza en el proceso de los pagos electrónicos”. Y, por ello, Nakamoto abogaba por crear un sistema de pagos que permitiese prescindir de los bancos. A partir de ahí, y por supuesto con infinidad de matices, el “mundo cripto” ha alardeado de constituir un “sistema económico alternativo” al tradicional, que permite financiaciones y pagos directos “entre particulares”, prescindiendo de los bancos tradicionales. 

Pese a ello, lo cierto es que en su desarrollo real la criptoeconomía está siguiendo miméticamente muchos de los esquemas de las instituciones financieras clásicas, y mostrando además unas importantes contradicciones. En primer lugar, resulta paradójico que el sistema del bitcoin y del resto de criptomonedas naciera para prescindir de los intermediarios, y ahora resulta casi imposible adquirir criptomonedas si no es a través de exchanges, custodios, plataformas de cotización, etc., creados para permitir el funcionamiento de este mercado. Originando así, además, unos enormes problemas de fraude, porque el inversor “privado” que adquiere criptomonedas a través de un exchange no tiene ninguna garantía efectiva de que realmente ese intermediario esté destinando el dinero pagado por el inversor en adquirir esa criptomoneda. 

En segundo lugar, el sistema es contradictorio, porque lo que realmente le interesa al adquirente de “valores cripto” es que esos bienes cada vez valgan más... dólares. La inmensa mayoría de adquirentes de criptomonedas no quieren la criptomoneda en sí, sino su posible revalorización en dinero fiat, ese respecto del que la criptomoneda quería ser una alternativa. Los bitcoin no sólo no quieren desplazar a los dólares, lo que quieren es “poder ser vendidos por más dólares”. 

Esas paradojas se advierten en la reciente intervención de Silicon Valley Bank. Como ya se ha resaltado, la caída de esta entidad no ha sido sino un escalón más de la peligrosa escalera de bajada de la economía cripto. Llevamos casi un año con continuos descalabros financieros de entidades de este sector: caída de la criptomoneda Luna y de la plataforma Terra (mayo de 2022); desplome del exchange FTX, y de la empresa alineada con el mismo, Alameda Research (octubre de 2022); escalada en el control por parte de la SEC de las entidades que emiten o negocian con valores cripto (casos Ripple, sistema de staking de Kraken, etc.); cierre “ordenado” del criptobanco Silvergate (marzo de 2023); y ahora intervención de Silicon Valley Bank. Es verdad que ésta no era una entidad específica que operara en el mundo de los criptoactivos, pero sí que una buena parte de sus clientes eran empresas de este sector (no era un criptobanco, pero sí un banco de criptoempresas). La caída de FTX ya mencionada arrastró al banco Silvergate (ya ha habido demandas que consideran que Silvergate actuó como cómplice de la posible estafa que se imputa a FTX), y ha ido teniendo un efecto contagio en este ámbito. 

Parece ser que el principal problema del banco californiano ha estado relacionado con la adquisición excesiva de deuda pública, cuyo valor ha bajado enormemente ante la subida de los tipos de interés. Pero el detonante de la caída ha sido que muchas entidades del sector cripto que tenían sus fondos depositados en el banco han retirado sus depósitos, en buena parte aconsejados por asesores financieros y fondos de inversión. Y como bien es sabido, es muy difícil que un banco resista una retirada de fondos desproporcionada (más aún si realmente no ha habido una gestión prudente delriesgo, como parece ser el caso).

Respaldo de activos financieros 

De esta forma, la crisis de la entidad ha tenido una enorme incidencia entre las empresas del sector cripto. Porque muchas de ellas eran depositantes en el banco, y ahí se encontraban algunos de los exchanges y de los emisores de las stablecoins más relevantes. Estos emisores de stablecoins (“monedas estables”) garantizan que las criptomonedas que crean están respaldadas por activos financieros ajenos al mundo cripto, activos que normalmente depositan en bancos e intermediarios tradicionales. Si esos exchanges y emisores no pudieran recuperar los miles de millones de dólares depositados, el efecto dominó y la pérdida de confianza en la estabilidad del sistema financiero sería mortal

En ese marco, ya hay quienes señalan que las autoridades estadounidenses, al apoyar a los depositantes del banco y garantizar que “todos” van a recuperar su dinero, en realidad estaba protegiendo a las empresas del sector cripto. El pequeño inversor ya tenía la garantía de recuperación de 250.000 dólares estadounidenses por cliente. Por lo tanto, la garantía añadida prometida por Joe Biden se dirigía a los otros clientes, a esas grandes empresas del mundo cripto, porque su caída podría tener un efecto contagio en el mundo financiero tradicional enorme. Por eso, se afirma, las criptomonedas están subiendo de valor, porque los inversores en las mismas se sienten protegidos por esa medida. 

De nuevo, demasiadas conexiones peligrosas entre ambos mundos. Y una manifestación de la paradoja que comentábamos: la criptoeconomía pretendía ser una alternativa a la economía capitalista, pero en realidad se mezcla con ella; y su estabilidad depende de las autoridades centrales financieras clásicas a las que quería suplantar.