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Pedro Nueno, Profesor del IESE, Universidad de Navarra

Apaleando a los farmacéuticos

sáb, 15 may 2010 07:49:39 +0000 Publicado en Expansión (Madrid)

El sector farmacéutico le cuesta dinero al Estado. Si esto no le gusta, debería encontrar la forma de que los medicamentos se pagasen de otra manera: a base de que una parte del precio lo pagase de su bolsillo el paciente; incentivando al público a que se hiciese un seguro privado de salud; dándole alegrías a la gente para que se sintiese mejor y necesitase menos fármacos.

Lo que no se puede hacer es decirle al público que le pagas su sanidad y forzar al proveedor al que se la compres a que te la dé al precio que tú digas.

En España tenemos una buena sanidad (todavía). Lo decía nuestro Rey con entusiasmo tras una rapidísima recuperación después de una intervención relevante. Una de las razones de esta calidad es que tenemos un buen sector farmacéutico, con empresas españolas y extranjeras establecidas en España, que desarrollan productos aquí y los fabrican aquí.

La interacción entre científicos trabajando en las farmacéuticas, médicos en hospitales y catedráticos en universidades es un ciclo complejo que ha venido funcionando en este país muy bien. Las compañías farmacéuticas crean puestos de trabajo de gran calidad pero además tienen un efecto multiplicador extraordinario sobre una amplia gama de proveedores: química de especialidad, material de laboratorio, maquinaria industrial, envases sofisticados, logística, y muchas otras. Por cada empleado en una farmacéutica hay cinco más inducidos en otros sectores.

Resulta, además, que España no es el país que tiene los precios farmacéuticos más altos de Europa, al contrario. Y esto quiere decir que el conjunto de las empresas se espabila para sacar productividad y calidad. Si no tuviéramos un sector potente tendríamos que importar los medicamentos de otros sitios y nos saldrían más caros. Y además no tendríamos un montón de puestos de trabajo de gran calidad en industria, hospitales y universidades.

Mientras por un lado los políticos no paran de hablar de la "sociedad del conocimiento", por otro el Gobierno se carga la única que funciona bien en este país. Con la rebaja de precios que les impuso a los fabricantes de medicamentos los situó al borde del abismo y con la que pretende imponerles ahora los envía al fondo. El gobierno está en la "sociedad del desconocimiento".

Una compañía farmacéutica tiene que jugarse una parte de sus ingresos al éxito de su investigación. Conseguir un nuevo principio farmacéutico puede requerir más de 6 años de esfuerzo investigador. Esta investigación requiere a veces una trama compleja que incluye varias empresas aliadas, a veces de distintas nacionalidades, hospitales, investigadores universitarios. Un nuevo principio puede costar 1.000 millones de euros de gasto en I+D pero cualquier mejora relevante de un principio farmacéutico son cientos de millones y un compromiso a largo.

Si se concreta la nueva rebaja de precios anunciada, se cortará bruscamente este proceso en un montón de empresas con una pérdida brutal de conocimiento, puestos de trabajo y futuro. Pronto veremos a nuestros mejores médicos yéndose a un país serio y lo mismo pasará con los mejores investigadores. Los demás a buscarse la vida por el carril bici.