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Francisco Javier Escalada San Martín, Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra

Una enfermedad que implica a todos

La diabetes es una grave dolencia que afecta a un gran número de personas. Se están haciendo progresos muy importantes en las herramientas para su tratamiento, pero la mejor arma sería la adopción de un estilo de vida más saludable

lun, 14 nov 2016 12:22:00 +0000 Publicado en Heraldo de Aragón

Se celebra hoy el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que nos implica a todos, como demuestran las cifras. Su prevalencia a nivel mundial era de 415 millones de personas (la mitad de ellas, no sabe que la padece), con una predicción de 642 millones para el año 2040, lo que supone que uno de cada diez adultos padecerá diabetes. Este crecimiento va en paralelo con el aumento de la obesidad, lo que indica que se trata de una enfermedad muy ligada a los actuales estilos de vida (más sedentarios, con una dieta más energética). Además, esta patología se acompaña de complicaciones importantes, como la ceguera, trasplante renal o amputación no traumática a raíz de la retinopatía, nefropatía o el pie diabético. Por ello se lanza este año la campaña 'Ojo con la diabetes', con actividades orientadas a dos objetivos: la detección de la diabetes tipo 2 y la de las posibles complicaciones, para controlar mejor la enfermedad.

Otro aspecto a tener en cuenta es que en 2015 se produjeron cinco millones de muertes secundarias a la diabetes, con un fallecimiento cada seis segundos. Esto ocasionó un gasto sanitario abrumador, en concreto, el 12% del gasto sanitario global. Podemos concluir fácilmente que la diabetes mellitus nos implica a todos, como posibles pacientes, como posibles agentes implicados o como población pagadora del coste económico sanitario de la misma.

A pesar de estos nubarrones, en los últimos años hemos asistido a un impresionante desembarco de nuevos fármacos para el tratamiento de esta enfermedad. Fármacos para la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), con un bajísimo riesgo de hipoglucemia, así como una reducción del peso, lo que puede facilitar los objetivos terapéuticos. De hecho, en los dos últimos años hemos conocido que algunos de estos fármacos consiguen una reducción significativa de morbimortalidad cardiovascular en pacientes con enfermedad cardiovascular previa. Tampoco podemos olvidar los magníficos resultados que la cirugía bariátrica o metabólica puede conseguir en pacientes de DM2, logrando incluso la 'curación' de la diabetes en determinados casos.

No me quiero olvidar de la diabetes mellitus tipo 1 (DM1), porque tiene una importante repercusión social puesto que generalmente afecta a menores de 15 años, precisa de tratamiento con insulina desde su diagnóstico y las novedades terapéuticas no han sido, quizás, tan espectaculares. Sin embargo, desde el año 2000 se están consiguiendo nuevas insulinas que mejoran el perfil de las anteriores, consiguiendo reducir el riesgo de hipoglucemia. Además, desde hace dos años, los pacientes disponen de una nueva tecnología de medición de glucosa sin necesidad del molesto pinchazo en el dedo, lo que permite reducir el tiempo que los pacientes pasan en hipoglucemia. Para un futuro bastante inmediato, parece que vamos a disponer de lo que llamamos páncreas artificial, un sistema de infusión continua basado en las 'bombas' de insulina, pero que con nuevos algoritmos es capaz de decidir la dosis que el paciente precisa en cada momento. 

Así pues, a pesar de los impactantes números del principio del artículo, debemos saber que tenemos potentes herramientas terapéuticas para el control de la enfermedad. Sin embargo, ninguna de ellas funcionará bien si no corregimos esos estilos de vida tan ligados a su aparición y que debemos combatir con cambios en nuestro patrón de alimentación, recomendando la dieta mediterránea, que tantos beneficios está demostrando, y animando a la práctica del ejercicio físico. La implantación de estas medidas, junto con un diagnóstico precoz de la enfermedad pueden cambiar la evolución de la DM2. En cuanto a la DM1, la investigación actual se está centrando en la identificación de los factores que pueden dar lugar a su aparición. Si los identificamos, el tratamiento de la misma podría cambiar sustancialmente. Insisto, los datos actuales animan a ver el futuro con esperanza, pero ninguno de los implicados (pacientes, familiares, médicos, educadoras en diabetes, investigadores, sociedades científicas, sistemas sanitarios) podemos relajarnos en el esfuerzo.