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Las Mujeres en las Artes y las Letras en Navarra (5). Reinas de Navarra en las Tierras de Ultrapuertos. Humanistas, escritoras, mecenas

10/01/2023

Publicado en

Diario de Navarra

Carmen Jusué Simonena |

Doctora en Historia

Diario de Navarra, en colaboración con la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro de la Universidad de Navarra, aborda, mensualmente, de la mano de especialistas de diversas universidades e instituciones, aspectos sobre la relación de la mujer con las artes y las letras en Navarra.

Durante un siglo después de la conquista de Navarra, los habitantes de la Navarra de Ultrapuertos, Royaume de la Navarre deÇa Ports, o “Tierra de vascos”, tuvieron reyes propios tal y como lo fueron Enrique II, su hija Juana III y su nieto Enrique III.

La denominación “reyes de Navarra” acompañó siempre e identificó a los hijos y nietos de Juan III de Albret y Catalina, dado que era el título de mayor categoría que ostentaron. La llamada Corte de Navarra, ya fuese la de Pau, en el vizcondado de Bearne, o la de Nerac, en el ducado de Albret, fue por diversos motivos, un brillante centro cultural y religioso en la Francia del siglo XVI, dado que, durante las décadas de 1530 y 1540, Margarita de Valois o de Navarra, esposa de Enrique II, autora de varias obras, impulsó el humanismo reformista, el neoplatonismo y acogió disidentes religiosos. Años más tarde, su hija, Juana III de Albret, reina de Navarra, impuso el calvinismo y promovió la traducción al vascuence, por Juan de Leizarraga, del Nuevo Testamento.

Margarita de Navarra

Margarita de Angulema o de Navarra (Angulema, 1492 – Odos-en-Bigorre, 1549), a la que su pasión por la literatura hizo que se la conociera como “La Décima Musa” y “La Cuarta Gracia”, era hija de Luisa de Saboya y de Carlos de Orleans, conde de Angulema, primo del rey de Francia Luis XII, de tal manera que ella y su hermano Francisco, se educaron junto al Rey en Blois y en Amboise y al fallecer este, el trono pasó a Francisco, por lo que Margarita se convirtió en una de las primeras damas de la Corte.

Durante la primera época de su vida, en que residió en la Corte francesa, tuvo una importante actuación política de colaboración con su hermano Francisco I, al que apoyó incondicionalmente, además contribuyó a su formación cultural convirtiendo la Corte en un foco de ideas humanistas. Margarita es un ejemplo de los ideales de la época, como apunta la Dra. Cristina Segura, pues se dio en ella la paradoja propia del humanismo que, junto a una gran curiosidad intelectual, demostró una gran piedad y preocupación religiosa que mantuvo siempre, pero, al mismo tiempo, fue autora de una serie de cuentos libertinos recogidos en el Heptameron.

Margarita contrajo matrimonio (1509) en primeras nupcias con Carlos, III duque de AlenÇon y condestable de Francia y, al enviudar, casó (1527) en segundas nupcias con el rey de Navarra, Enrique II de Albret, por lo que se convierte en reina de Navarra.

Era inteligente y desarrolló una gran formación cultural. Desde los cuatro años, su madre, que era italiana próxima a los principios renacentistas, se ocupó de su instrucción basándola en la lectura de autores clásicos y las Sagradas Escrituras. Llegó a conocer, además del francés, el italiano, el latín, el alemán, el hebreo, el griego y el español, y siempre tuvo una profunda preocupación teológica. Protegió a humanistas, protestantes y mantuvo contactos con Calvino y Melachton. Se rodeó de personalidades del momento, como el erudito Robert Estienne y los escritores y poetas Bonaventura des Périers, Mellin de Saint Geldis y Marot. Rabelais debió de sentir admiración hacia ella, pues le dedicó una de sus obras.

Su dedicación intelectual la llevó a ser autora de varias obras, unas poéticas y otras de carácter filosófico y teológico. Entre ellas destacan: Diálogo en forma de visión nocturna (1523), sus primeras poesías; El espejo del alma pecadora (1531), en el que expresaba su doble preocupación religiosa y cultural y fue atacado por la Sorbona tras su reedición en 1533, necesitando la intervención de Francisco I; El Navío (1547), donde manifiesta su dolor por la muerte de su hermano Francisco; Margaritas de la Margarita de las Princesas (1547), donde está recogida la mayor parte de sus poemas…También escribió una serie de comedias, algunas de carácter bíblico y otras profanas.

El Heptameron

El Heptamerón (1542) considerada como su obra cumbre, sigue el modelo del Decamerón de Boccaccio, pero con la inversión de las situaciones de hombres y mujeres, dado que, en la obra de Margarita son las mujeres quienes ridiculizan a los hombres, pero no pudo acabarlo, pues la muerte le sobrevino antes de terminar la obra. El marco literario en el que se inscriben las narraciones es el de unos nobles que están descansando en el refugio de Sarrance o en Cauterets, en el Pirineo, y que cuentan historias para entretenerse mientras están incomunicados por las tormentas. La temática de la obra generalmente es de tipo amoroso: romances, infidelidades, engaños o burlas, lascivia o fuertes críticas a los franciscanos.

La obra recoge 72 relatos que se desarrollan durante siete días. Como en la obra de Boccaccio, los relatos se inscriben en una historia cerrada. Margarita hace que cinco hombres y cinco mujeres, atrapados por el derrumbe de un puente a causa de una fuerte lluvia, cuenten una historia cada día durante diez jornadas hasta completar cien relatos. Sin embargo, solo pudo completar siete jornadas, de ahí el título de Heptamerón.

Una curiosidad, según la técnica narrativa del Heptamerón, el tema de cada Nouvelle se anuncia antes de comenzar el relato; así en la edición de François Michel, tal y como apunta H. Viñes, puede leerse el tema de la Nouvelle 26 en la entradilla inicial: El señor d'Avannes abandona a su amante, una mujer noble que vive en Pamplona, por los consejos cariñosos de una prudentísima señora que habita en la misma ciudad. Es decir, la acción se desarrolla en la capital de Navarra, en Pamplona. En las primeras líneas introductorias del relato se presenta al protagonista, señor d'Avannes, como hermano del rey Juan de Navarra. Además, a lo largo de la narración hay acciones secundarias en las localidades de Olite y Tafalla.

Juana III de Navarra

Juana III de Navarra o Juana de Albret (Saint Germain-en-Laye, 1528 -  París, 1572) era hija y heredera de Enrique II de Albret, rey de Navarra y de Margarita de Valois y Angulema. Sus padres habían reunido extensos estados, principalmente en el sudoeste de Francia y en el Pirineo Centro-Occidental, fronterizos con España. Entre ellos, destacaban dos, por los que se consideraban soberanos: el reino de Navarra y el vizcondado de Béarn; sin embargo, como condes de Bigorra, Armagnac, Perigord, Rodez y Foix, vizcondes de Marsan, Nebuzan y Limoges, señores de Albret y de la tierra de Domezan, entre otros señoríos, prestaban homenaje al rey francés.

Nació en uno de los numerosos castillos-residencia de su tío, el rey Francisco I, y se crio como una princesa bajo la atenta tutela de la señora de Silly y de su tía Isabel de Albret, duquesa de Rohan. Durante sus diez primeros años permaneció casi aislada en un pequeño castillo de Normandía (Lonray). Como única heredera del reino de Navarra, su boda se convirtió en cuestión de estado, de tal manera que, para evitar un matrimonio con un español, el rey de Francia la retuvo en su corte hasta desposarla, con 12 años (1540), con el duque alemán Guillermo de Clèves, matrimonio que Juana se negó a ratificar y fue anulado.

Más tarde, en 1548, Juana de Albret casó con Antonio de Borbón, duque de Vendôme, primogénito de una poderosa casa por cuyas venas corría sangre real, la más inmediata en el orden sucesorio a la Valois reinante. De esta manera a la muerte de Enrique II de Navarra (1555), Antonio y Juana III fueron jurados reyes de Navarra y se proclamaron soberanos de Béarn.

La Biblia de Joanes Leizarraga

Juana III, reina de Navarra desde 1555, profesó con profunda convicción la religión calvinista en la que educó a su hijo y heredero Enrique III de Navarra (1553-1610), rey de Navarra y, posteriormente, rey de Francia con el nombre de Enrique IV, de tal manera que, en 1559, anunció públicamente su adhesión a la reforma.

Tras la muerte de Antonio de Borbón, en 1562, promulgó una serie de medidas destinadas a implantar la nueva reforma, tales como la organización del Sínodo de Bearne, celebrado en Pau en 1564, la publicación de un catecismo de Juan Calvino en bearnés (1563), la fundación de una academia protestante en Orthez (1566), la redacción de nuevas Ordenanzas eclesiásticas (1566-1571), la traducción del Nuevo Testamento al vascuence por Juan o Joanes Leizarraga (1571) y la traducción al bearnés del Psautier de Marot, por Armand de Salette (1568).

En este contexto, el Sínodo protestante reunido en Pau, encargó en 1563 al clérigo Juan Leizarraga, natural de la localidad labortana de Beskoitze -  Briscous, una traducción al euskera del Nuevo Testamento, que Leizarraga concluyó en 1566. La obra se publicó en 1571 y en ella colaboraron otros clérigos vascohablantes, de manera que el texto contiene elementos tomados del euskera labortano y de los dialectos suletino y bajonavarro. La obra se completa con otros dos textos menores (Kalendrera y ABC edo Christinoen instructionea), y se trata del segundo impreso más antiguo en euskera que se ha conservado después de la obra de Bernard Dechepare, Linguae vasconum primitiae (Burdeos, 1545).

En 1995, la Caja de Ahorros de Navarra adquirió uno de los escasos ejemplares de esta obra, Iesus Christ Gure Iaunaren Testamentu Berria, (Pierre Hautin Imprimicale, Rochellan, 1571). En este Nuevo Testamento dedicado a Juana de Albret, además, Leizarraga había incluido una carta dirigida a la reina, Gucizco Andre noble Ioanna Albrete Naffarroaco Reguina Bearnoco Andre guehiénic, denari…

El 24 de octubre de 2014, este ejemplar fue cedido en depósito por la Fundación Caja Navarra a la Biblioteca General de Navarra. Por su cuidado formal, destaca la edición facsímil realizada por la Caja de Ahorros de Navarra en 2007 a partir del ejemplar original, acompañada por un volumen de estudios sobre la vida y la obra de Leizarraga.

Al igual que su madre, Juana era culta y disfrutaba escribiendo poesía entre las que se incluyen Response de la Royne aux alaba de du Bellay, una canción sobre los amores de Condé y Mademoiselle de Limeuil, así como un improvisado escrito durante una visita al impresor Henri Estienne. También escribió sus Memorias en las que justificó sus acciones como líder de los hugonotes.