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Gerardo Castillo Ceballos,, Profesor emérito de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra

El malestar de los profesores desbordados

mié, 09 mar 2016 13:19:00 +0000 Publicado en El Confidencial Digital

Muchos profesores están expuestos hoy a un alto riesgo de estrés laboral, incluso por encima del que sufren los mineros, los paracaidistas, los pilotos de pruebas y los trapecistas de circo.

Un Informe de la OIT (1981) dice que "un número creciente de estudios realizados en los países desarrollados muestran que los docentes corren el riesgo de agotamiento físico o mental bajo el efecto de dificultades materiales y psicológicas asociadas a su trabajo".

El exceso de nuevas responsabilidades y la acumulación del trabajo está ocasionado un gran desgaste a muchos profesores de enseñanza secundaria.

Ese desgaste se denominó inicialmente surmenage y malaise enseignant. Más adelante fue conocido como burnout. Este último término se refiere al síndrome del trabajador "quemado", como consecuencia de un estrés laboral crónico. Afecta más a los profesionales con atención personal a terceros, como, por ejemplo, médicos, enfermeros, asistentes sociales, orientadores y profesores.

El fenómeno está incidiendo en más profesores de lo que veníamos suponiendo. Así lo refleja, por ejemplo, una noticia del diario La Vanguardia de Barcelona (23/3/2111): "La sensación de estar emocionalmente agotado resume el síndrome del quemado, que amenaza al 20% de los profesores de secundaria, según un estudio realizado por UGT y financiado por el Ministerio de Trabajo. El diagnóstico está basado en una encuesta a 1.125 profesores de secundaria de toda España". 

Lo que más estresa a los profesores es la falta de tiempo para realizar las tareas que las sucesivas Reformas Educativas les van asignando, sin que vayan acompañadas de la formación correspondiente. Por otra parte, la rapidez del cambio social hace prácticamente imposible sincronizar las soluciones educativas con los inesperados y continuos desafíos.

Ante cualquier problema (por ejemplo, campañas contra el alcoholismo o la drogadición) se recurre a la escuela. Incluso se le traspasan algunas de las responsabilidades que son propias de la familia, entre ellas la educación sexual de los hijos.

Una viñeta humorística de Forges retrata de forma genial el problema de la polivalencia a la que están sometidos los profesores de hoy. En una entrevista de trabajo, el seleccionador y la candidata mantienen el siguiente diálogo:

- ¿Profesión?

- Animadora, educadora, actriz, mamá, psicóloga, guía turística, acompañante, traductora, ponente, lingüista, psiquiatra, diseñadora, formadora, escritora, dibujante, gesticuladora, y paseante.

- Todo eso no cabe.

- Pues ponga maestra, que es lo mismo.

Un profesor sobrecargado de trabajo que tiene que enseñar a adolescentes desmotivados, manteniendo de forma simultánea la disciplina en clase, está en tensión permanente. J. M. Esteve, en "El malestar docente" (1997) afirma que lo que más les perturba es verse obligado a hacer mal su trabajo.

¿Cuáles son los síntomas de esa conducta de algunos profesores? La fatiga crónica; el deseo de que llegue cuanto antes la hora de salida de la escuela; irritación; suspicacia; mal humor; estar siempre a la defensiva. En el proceso de desarrollo del síndrome "bournout" el profesor suele atravesar las siguientes fases:

-Se desconcierta y frustra al encontrarse con que la docencia no es lo que esperaba y que sus expectativas no se cumplen;

-Recurre a mecanismos de defensa, como, por ejemplo, la inhibición y el absentismo laboral;

-Intenta un traslado de escuela o una prejubilación;

-Se autoculpa. Acaba creyendo que el problema es él mismo;

-Tras agotarse, la ansiedad habitual puede derivar en una neurosis o en una depresión.

¿Cómo se genera el profesor "quemado"?

Por la confluencia de dos tipos de causas:

1.- ­Causas relacionadas con el comportamiento de los alumnos: indisciplina; falta de respeto al profesor; no atender en clase; no estudiar; agresiones entre ellos.

2.- ­Causas de tipo social y administrativo: escaso reconocimiento social de la figura y del trabajo del profesor; profesores privados de autoridad, que ya no cuentan con el respaldo de las familias; prolongación del período de enseñanza obligatoria; horario de trabajo excesivo; demasiados alumnos en el aula; grupo de escolares muy heterogéneo.

¿Existe alguna estrategia eficaz para prevenir el estrés laboral del docente?

Numerosos estudios señalan que al haberse deteriorado tanto el contexto y las condiciones en las que actualmente se ejerce la docencia, se necesita un nuevo perfil de profesor, dotado de algunas competencias pertenecientes a la inteligencia emocional, como la autorregulación de las emociones, la automotivación, la empatía y las habilidades sociales.

Esto exige, en primer lugar, mejorar los sistemas de selección inicial de los futuros profesores. En segundo lugar, es necesario favorecer la formación y la autorrealización permanente del profesor, con el fin de que sepa reaccionar adecuadamente ante los problemas que le plantee cada nueva situación.

Por último, es muy aconsejable que el profesor nuevo disponga del asesoramiento de un profesor mentor, y que posteriormente se integre en algún sector de la comunidad educativa.